sábado, 18 de agosto de 2012

La naturaleza o yo.

A principios de verano pensando en los inconvenientes y ventajas que podría tener el venirme a Inglaterra, se me acordó por ejemlo la "falta de verano". Pensar en un mes bajo la lluvia constante y el frío (inconveniente), la verdad no me entusiasmaba. Pero al mismo tiempo, y como hay que ver la botella medio llena, también pensé que este año no tendría que dormir con un ventilador conectado toda la noche (de hecho, aquí yo creo que la palabra "ventilador" ni siquiera se contempla en su vocabulario) y sobre todo: no habría los típicos mosquitos veraniegos. Pues me equivoqué.

Para empezar, soprendentemente, está haciendo calor (entendedme, nada que tengas que ir por la sombra) pero incluso he podido ir de manga corta y guardar la chaqueta en una mochila durante el día. Incluso algunos días he cometido la "osadía" de dejar el paraguas en casa. Mi principal inconveniente se ha resuelto.

El ventilador se hace necesario especialmente por las mañanas cuando mi clase, con sus 2 metros cuadrados, está masificada al haber más de 7 personas dentro. Hay uno colgado del techo que da vueltas y decora, porque lo que es enfriar el aire... no. Estoy pensando en sugerirles un climalit de estos. La opción de abrir la ventana para que refresque suele ser inviable ya que el ruido de la calle no te deja escuchar a la persona que tienes al lado.

Dormir por las noches sin morir de calor también es posible. Incluso tengo que utilizar un edredón en algunos momentos. A esto último aclarar que aunque estuviera de vacaciones en medio de Madrid y recociéndome de calor, utilizaría igualmente un edredón (verídico, ya lo he hecho), ya que necesito sentir peso encima para poder dormir. Así que no os extrañéis.

Y los insectos... Vivía feliz en mi mundo libre de Kill-Paff por las noches y al lado de mi cama. El año pasado recuerdo haber planteado untármelo por el cuerpo para vencer a aquellos tigres que venían a visitarme por las noches. Y digo "vivía" porque ayer por la noche se rompió el encanto. Estaba en la habitación, tan tranquilamente con el ordenador antes de acostarme, cuando escuché un ruido detrás de mi. Al principio pensé que vendría del piso de arriba (era viernes y el edificio se llenó de fiestas que escuchaba por el balcón). De allí a un rato no sólo escuché un ruido, sino que en la pared que tenía enfrente vi una sombra enorme moviéndose... Pensé primero en Jack el Destripador, pero me extrañaba que fuera tan ruidoso. Así que en un acto de valentía me giré sin arma en la mano (lo más peligroso que tenía a mi lado era la funda de tela de las gafas), y vi como la lámpara (de estas de papel en forma de farolillo) se balanceaba de un lado a otro con una sombra dentro enorme. Allí estaba el IVNI: Insecto Volador No Identificado.

Si pensáis que exagero, os puedo asegurar que no, aquello era digno de estudio para Iker Jiménez. De dentro de la lámpara salió una especie de mariposa marrón fea (a lo mejor era una polilla y yo no las reconozco) con el cuerpo gordo y grande de... No sé, aquello era una especie de dinosaurio volador en peligro de extinción. Como matar bichos me da algo de asco (es que entre el gotelé de las paredes y la moqueta de la alfombra, eso seguro que queda todo pegoteado) pensé en sacarlo de la habitación por las buenas: abriendo la ventana. Pero se ve que al calorcito el bicho estaba mejor, y dijo que no.

En estos casos si no quieres utilizar la medida del aplastamiento, debes de pasar a utilizar algún tipo de arma de contención. En mi caso suelo utilizar un bote de cristal. Sí, esperas a que el bicho se pose en algún lado... te acercas por detrás con el bote, se lo echas encima y lo capturas. Acto seguido pasas despacio una hoja de papel entre la superficie y la boca del bote... Lo llevas todo hacia la ventana, destapas el bote y esperas a que se vaya volando. 

Cuando acabé con ese y me disponía a dormir, me di cuenta que a mayores había también una avispa en el techo (vaya, debieron de poner una reunión de la Asociación Inglesa de Insectos en mi casa y no me lo notificaron). La avispa... son palabras mayores, porque eso cabreado puede hacer mucho daño. Pues nada, allá me voy con el bote, me subo a una silla para poder llegar al techo (¿sabeis las cabras que suben a las escaleras mientras les tocan el organillo? pues yo era igual pero sin música). Mientras trataba de capturarla me atacó un minimosquito en el ojo (que entre que yo tenía que mirar en dirección a la luz de la bombilla y el mosquito creo que puse en riesgo mi visión). Al final la cogí, la llevé a la ventana... salió... y volvió a entrar. Grrrr.

La segunda parte de la captura me llevó bastante más tiempo. Fue un duelo entre la avispa y yo porque se metió dentro de la lámpara y daba igual que la movieras, que la tía no salía de allí. De hecho llegó un momento en que le insistía tanto y ella estaba allí pegada, que pensé que se había electrocutado. Al cabo de media hora (y no es exageración), de subirme a las sillas, mover la lámpara y andar con el bote para arriba y para abajo (los vecinos del edificio de enfrente tuvieron que alucinar si me vieron), decidí apagar la luz y atraerla hacia otro foco... ¿Y qué hice si no tenía más luces? Pues metí el móvil con la pantalla encendida dentro del bote esperando que picara y se acercara... Se ve que esta avispa era inteligente porque no me hizo ni caso. 

El plan 3 fue encender la luz del pasillo y tratar de llevarla hacia otro sitio (prometo que si hubiera tenido otra cama libre en la casa, habría dormido en ella). Pero tampoco. Ante la desesperación, me fui a la cocina en busca de insecticida pero lo único que encontré fue limpiacristales y quitagrasas para el horno. Y justo cuando volví la avispa no estaba (se ve que se acojonó).

De todos modos yo no me fiaba del bicho ¿y si estaba agazapado esperando atacarme cuando me durmiera?. Una avispa cabreada... 

Después de inspeccionar toda la habitación rincón por rincón, cuando estaba guardando la ropa apareció el IVNI 2 (igual que el primero que había encontrado). Afortunadamente este me llevó menos tiempo capturarlo (aunque otro mosquito mientras tanto trató de invadir mi nariz). 

Así a lo bobo a lo bobo, empecé a la 1 de la mañana con esto y me acosté a las 2.30. La única secuela fue un pequeño mordisco que me llevé en la mejilla pero que casi no se nota. Dormí plácidamente hasta hoy, y ahora he aprendido la lección. Nada de luces por las noches y la ventana debe de permanecer completamente cerrada.

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PD. Ningún bicho ha sido maltratado durante este post, como mucho alguno estará hoy sufriendo de alguna clase de estrés postraumático.

3 comentarios:

Fany dijo...

Con lo que hay es tu habitación quien quiere ir a un Zoo,jaja. La verdad es que resolviste la situación de una manera controlada y experta. Yo entu luhar ya habría roto la lámpara o un trozo del techo de algún zapatillazo!!

Rony dijo...

Fany, NO A LA VIOLENCIA! Que después se quedan con mi fianza si les rompo cosas :-(

Ceni dijo...

jajaja....a China, lo que yo te digo!!!