lunes, 29 de agosto de 2011

Porque la cabra siempre tira al monte

Se ve que este año me ha dado por reencontrarme con la naturaleza o encontrarme con Heidi y Pedro por medio de una montaña, porque cada fin de semana lo he pasado pues eso, en la montaña.

La semana pasada mientras íbamos de camino a nuestra expedición comandada por la ONU, vimos en una revista de viajes y rutas unas cuevas con estalactitas perdidas en el medio de quién sabe dónde. Según la guía, era conveniente ir en coche porque estaba muy alejado. Al principio decidimos que era impensable ir, pero después yo seguí dándole vueltas, y empezamos durante la semana la labor de investigación para ver si sería posible ir.

En principio la cuestión era más o menos sencilla: había que coger un tren/bus hasta Grasse, luego un bus de Grasse a Saint Cézaire, y desde allí se llegaba pronto a las cuevas de Saint Cézaire (en donde según la guía, hacía una temperatura de 15 grados mientras que en el exterior el termómetro marcaba 30).

El sábado fue el día elegido para irnos de ruta. Lo teníamos todo perfectamente cronometrado (hice un croquis de horarios que creo que nunca más en mi vida me saldrá otro así de perfecto). Entre medio de transporte y medio de transporte teníamos un margen de unos 10 minutos (siendo Francia y teniendo en cuenta que aquí son generalmente superpuntuales, no debería de haber problemas). ¿Preparados para el viaje? Pues bien, coged vuestra mochila, una botella de agua y allá nos vamos.

9.10. Quedamos en la estación de tren. Cogemos nuestros billetes y allá nos vamos. Después de un mes madrugando todos los días (incluídos los fines de semana) el cansancio va haciendo efecto, así que en el tren la japonesa y yo no hechamos una siesta inintencionada (la representación suíza en este caso se quedó en casa con su amiga). De repente una voz nos despierta y era una especie de azafata/controladora/ que van aquí en los trenes para vigilar que todo el mundo ha bajado/subido al tren (y no, no hace funciones de revisor). La pobre nos despertaba para preguntarnos a dónde íbamos ya que creo que en ese momento dormíamos a pierna suelta (qué maja, hacía las funciones de despertador) y la mayoría de la gente en ese tren se bajaba en Cannes (nosotros aún seguíamos unas cuantas paradas más allá, hasta el final del trayecto).

10.45. Llegada a Grasse (ciudad que creo que hace todos los jabones y perfumes del mundo). Tenemos todavía 20 minutos para coger el bus que nos llevará al siguiente pueblo. De todos modos, como no es cuestión de arriesgar, buscamos la parada y esperamos pacientemente al bus que debería pasar por allí a las 11.05. Esperamos, lo vemos venir, allá viene el 34 (¡qué puntual! - pensamos-)... y allá pasa de largo el 34. De todos los que estamos en la parada (unos 8 apalominaos) nadie le ha hecho una señal al busero, y en esta ciudad (de no más de 50mil habitantes) tienen la costumbre de hacerle una señal al bus para que pare porque si no... pasa de largo. Pienso que este detalle debería de venir señalizado en la guías, porque hasta el momento sólo lo había visto en grandes ciudades... (dos minutos más tarde reacciono y pienso en cómo no caí en la cuenta si justo hacía un rato me había llamado la atención que una chica en la para de enfrente lo hiciera, pero no até cabos, en fin).

Como tenemos 1h y 1/2 hasta el siguiente bus (sí, es que no hay muchos), decidimos cambiar de ruta e ir haciendo un pequeño trasbordo. Cogemos otro bus hasta la estación de autobuses, buscamos durante media hora la parada de otra línea (de verdad, yo cuando jugaba a los Playmóbil o a los Pin y Pon tenía las ciudades mejor organizadas), y el tiempo restante lo dedicamos a conocer un poco la ciudad (visita express, recordad que voy con made in Japón), compramos un bocadillo y volvemos a coger el autobús (esta vez con la lección bien aprendida). Ah! también nos dio tiempo para que la japonesa probara por primera vez las pipas (las cuales pretendía comerla con cáscara) y las avellanas. Finalmente creo que se ha vuelto adicta a las pipas.

12.45. Llega el bus puntual (como no). Empezamos a hacerle señales allá cuando venía cruzando la frontera con España y nos vamos para el pueblo a donde llegamos 40 minutos más tarde.

13.25. Y una vez que estamos en Saint Cézaire, preguntamos cómo llegar. La cara de estupefacción que se le quedó al señor del mercado cuando se enteró de que iríamos a pie era para haberle sacado una foto (son unos 2km, nada que no se pueda hacer en media hora). Nos da las indicaciones (yo me perdí cuando dijo la primera vez "torcéis a la derecha"), pero como soy de la filosofía de "malo será", nos lanzamos a la aventura (sin mapa).

XX:XX No me preguntéis qué hora era, porque creo que empecé a delirar con el sol (finalmente opté por hacerme un gorro con una camiseta que llevaba de sobra por si la necesitaba al bajar a las cuevas -->; en la página web decían literalmente que lleváramos ropa de abrigo). Imaginemos que son las 2 de la tarde, y allá vamos por caminos de cabras y carreteras rurales en donde hay una casa sólo cada 500 metros (pero sin gente aparentemente dentro). De repente todos los carteles indicadores a las grutas desaparecen (aunque yo reconozco el camino que ha hecho el bus y me doy cuenta de que estamos desandando lo andado en bus...). Así llegamos a una intersección de 4 caminos, ¿y cuál coger?. La elección se vuelve más sencilla cuando uno se llama "Ruta de las Cuevas" y otro "Camino hacia las Cuevas". Nuestro sentido de la orientación nos dice que vayamos por uno, empezamos a andar y en esto vemos a unos niños con pinta de ser por allí en bici. Les preguntamos por dónde se va y nos dicen que vamos bien, que todo recto. En ese momento mi ego creeeece enormemente (yo, que no me oriento ni con GPS). Pero al cabo de un rato eso se va haciendo cada vez más oscuro y cuando vemos un coche decidimos preguntar de nuevo. "Sorprendentemente" nos manda en dirección contraria. Volvemos hacia atrás (creo que ya llevamos en total una hora de caminata) y retomamos el camino que habíamos dejado.

Por fin, al cabo de media hora llegamos a las cuevas (y yo pensé en ese momento que como no valieran la pena denunciaba a la revista que nos "incitó" a ir). Cuando estamos cerca vemos que a 1 minuto a pie hay una parada de autobús a dónde podríamos haber llegado en el bus que habíamos cogido (y para los que se crean que para volver podríamos ir cómodamente en bus, pues no, porque por ese sitio sólo pasa dos veces al día --> no entiendo el sistema de buses de aquí, resumidamente es que según el día y según el horario, una misma línea de autobuses llega más o menos lejos).

15.30h. Tras comer un bocadillo enoooorme (y eso significa del largo de una flauta y del ancho de una barra de pan de las de toda la vida), entramos en las cuevas. La visita guiada dura uno 20 minutos pero el sitio es precioso y las explicaciones increíbles (nosotros vamos con un espeleólogo de profesión que ahora está "descubriendo" unas rutas alternativas de modo que en unos años se podrán visitar 5km más de grutas).

Al cabo de 20 minutos la visita se ha terminado, pero la caminata ha merecido más que la pena. Ahora sólo toca volver a pueblo (andando) y hacer el camino hasta casa a la inversa.

Eso sí, os dejo antes 2 regalos de la visita:

El primero es "Jules", el fantasma de las grutas. Se trata de un fantasma formado a partir de estalactitas y estalacmitas de calcio (sí, como el de las lavadoras). Lo curioso es que él es blanco (aunque en la imagen salga rosado) porque se formó a partir de una fisura en piedra con composición principal de calcio (o algo así) entre toda la tierra rojiza (la cual contiene un importante componente de hierro).


En cuanto al 2º regalo. Primero dadle al play y luego hablamos.

Increíble ¿no?. Esta especie de xilófono está justo pegado al fantasma. Cada estalactita contiene hierro y por eso a) es más dura (si hicieran lo mismo en le pobre Jules se le partirían todos los huesos) y b) por eso suena a "órgano" de iglesia. Al parecer lo que tocaban era un trozo de una sinfonía de Beethoven la cual yo no reconocía (pero debido a mi torpeza musical).

Una vez en el pueblecito como teníamos todavía un rato nos fuimos nuevamente de ruta. Visitamos las típicas iglesias de siglo XII (he visto más iglesias en la última semana que en los últimos 10 años) y descubrimos una nueva ruta de montañismo (la situación es que estábamos en la cima de una montaña y había la posibilidad de bajar hasta el río y subir, pero decidimos dejarlo para otra visita).

El resto de la visita se saldó sin más incidentes (exceptuando un incidente con una de mis zapatillas que probó parte de la naturaleza y tuve que lavarla en unos lavaderos públicos que había afortunadamente en el pueblo -->; lo cual me recuerda a algo que me sucedió hace años en París).

El viaje de vuelta (en bus, por el módico precio de 1 euro como ya dije en post anteriores -creo-) simplemente lo dormimos. Eso sí, cuando llegamos aún tuvimos fuerzas para salir a cenar un Sushi que para mi sorpresa (y la de la japonesa) al parecer no era sushi (según la experta). Y con el estómago lleno para la cama me fui, ya que al día siguiente había prometido a la suiza y su amiga descubrirles una playa con arena.

Y mañana ya por fin, de vuelta a casa.

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Notas aclaratorias:

  • Los pobres chicos de la bici nos habían indicado bien el camino hacia las grutas, era otro alternativo al que nos dijo el señor del coche. Lo que sucedió finalmente es que es como si fuéramos de Galicia a Barcelona pasando por Madrid, y cuando llegas a Madrid alguien te dice: "ah si, para hacer el trayecto Galicia-Bcn tienes que ir todo por el norte" Y tu das la vuelta.
  • Las grutas se encuentran a 40 metros bajo tierra. El agua que veíamos caer allí dentro pertenecía a la lluvia caída ¡hacía un mes!
  • ¿Sabéis que cada estalactita crece al ritmo de 1 milímetro por siglo (sí, un milímetro cada 100 años, habéis leído bien).

lunes, 22 de agosto de 2011

La ONU se va de investigación (parte 2)

Tal como habíamos dicho en capítulos anteriores (concretamente en el post anterior) este fin de semana lo dedicamos a investigar los lugares más recónditos y alejados de la costa posibles. Aquí hace un calor que no se para (no sé si sólo por cuestión natural del sol, o es que si los humos de los coches también ayudan a que el calor que aquí se nota sea inaguantable). El caso es que es que nos hemos recorrido la zona interior en busca de nuevas sensaciones térmicas (la brisa y esas cosas). De paso, hemos conocido sitios nuevos.

En lugar del bus, volvimos a algo tan tradicional en Francia como el tren (a pesar de que mis últimos recuerdos en este país con este medio de transporte no eran excesivamente buenos). En fin, que había que dar una oportunidad a la SNCF (lo que para nosotros es RENFE) de recuperar su buena imagen.

El primer día de clase nos hablaron de un tren llamado Tren de la Maravillas (Train des Merveilles). Se trata de un tren especial que te lleva hasta casi la frontera de Francia e Italia en la zona de los Alpes. Te compras un abono para el día que cuesta 12 euros y con eso puedes viajar todo lo que quieras en esa ruta (subir y bajar las veces que desees). Al principio parece un poco caro, pero si sabes economizar bien el tiempo finalmente te das cuenta de que es una ganga.

La alianza japo-española, quedamos a las 8.40 de la mañana (he madrugado más estos dos días que el resto del mes que llevo aquí). Al final se unió también la representación suiza, que vendrá de Suiza, pero se le notan sus orígenes sudamericanos que no veas ¿puntualidad? Es un término que no existe en su diccionario (y eso que yo no soy la puntualidad personificada), el caso es que a las 8.40 todavía estábamos saliendo de casa y nos tocó correr, colarnos en un tranvía (sí, la suiza hace sacar lo peor de mi) y llegar con la lengua fuera.

Una vez comprados los billetes y pasado el control de seguridad llegamos al tren que nos llevaría hasta el pueblo de Tende. (para ver toda la ruta, pulsar "aquí" -> aunque os advierto que tendréis que girar el ordenador o la cabeza para verlo bien). El trayecto (unas dos horas) es todo comentado y a medida que vas pasando por los pueblos, la "animadora" te va contando las batallitas y anécdotas de todos los pueblos. Es como si fueras en un bus turístico de esos que te llevan por las ciudades más importantes en una visita guiada (ese tipo de bus de los que yo siempre escapo con miedo), pero en un tren. Lo más simpático era ver a la gente (de incluso unos 65 años) correr de un lado al otro del pasillo para ir buscando todo lo que por megafonía iban diciendo: a la izquierda la inglesia de no sé qué, a la derecha el lago de no sé cuanto...

  • Tende: una vez llegados a Tende tuvimos la gran suerte de que nos coincidiera con uno de los días de la fiesta en el pueblo. La gente iba vestida con los trajes típicos regionales y acompañados de un acordeonista (cómo no) bailaban por el medio de la calle. La japonesa la pobre no sabía hacia dónde mirar o qué fotos sacar. El pueblo se recorre bastante rápido (bueno, excepto el castillo, que tardas 2 horas en ir y volver porque hay que subir a la cima de una montaña por un camino de cabras de circo). A continuación, visitamos el Museo de las Maravillas (Intuyo que el nombre del tren cogió el nombre de aquí) que es un museo de historia en la que se hace un repaso desde las civilizaciónes del... bueno, de cuando el hombre descubrió el fuego; hasta nuestros días. Mientras los japo-españoles mirábamos todos, made in suiza decidió dormir en un banco en una de las salas de exposiciones (juro que le voy a chutar una ración extra de cafeína por las mañanas, porque esto no es normal). Lo que más le sorprendió a la japonesa era cómo eran los arados antes de que existieran los tractores, y al ver aquel artefacto de madera que le expliqué que era tirado por bueyes, con los ojos tan abiertos como puede me decía ¡¿pero eso lo aprendiste en la clase de historia?! (más se sorprendió al decirle que mi abuelo manejaba uno de esos, por un momento me la imaginé pidiéndome una foto de mi abuelo para enseñársela a todo el mundo) . Del museo nos fuimos a comer (bueno, la suiza había ya comido por libre) y a probar una especialidad típica de la zona que es una especie de empanada con un relleno de puerro, calabacín y algo más que no recuerdo (pero que estaba buenísimo). Tras un postre copioso (había que recuperar las energías perdidas), volvimos a la estación para coger el siguiente tren dirección La Brigue.
  • La Brigue: Aquí llegamos con 10 minutos de retraso por culpa del tren. Teníamos sólo 2 horas para visitar este pueblecito perdido entre las montañas (tan perdido, que cuando llegamos a la estación ni siquiera éramos capaces de encontrar el pueblo). Si el pueblo anterior se visitaba en 2 hora, en este en 45 minutos te lo habías recorrido entero. El sitio la verdad era muy bonito (como cuando Heidi bajaba al pueblo, pues igual), con un castillo (o lo poco que quedaba de él) y sobre todo fuentes de agua potable y fría (¡de agradecer cuando hace tanto calor!). Siguiendo con nuestra suerte, en este caso nos coincidió estar allí el fin de semana en el que hacían un mercadillo por todo el pueblo. Mi teoría es que la gente ordinaria, como tú y como yo, había sacado los trastos que tenían por casa y los habían puesto a la venta: juegos de los niños, libro que nunca nadie leyó, camisetas y zapatos, o ese frutero tan feo que tu suegra metió en casa a modo de venganza por haberte casado con su hijo/a. Mientras la japonesa visitaba el museo de artes y oficios de esa zona (es decir, cómo vivía la gente hace 50 años), los demás esperábamos tranquilamente bajo una sombra. Aunque el pueblo sea muy pequeñito, me hizo gracia que incluso aquí tienen un mapa en el que por un camino verde te van llevando por todo el pueblo. Y allá donde tengas a un/a japonés/a contigo, más te vale seguir el mapa y las indicaciones, porque si no tienen miedo de perderse lo más importante del mundo (casi entra en crisis cuando se me ocurrió sugerir atajar por una calle). Como curiosidades de este pueblo: el castillo en ruinas y un espacio destinado a la recuperación de las abejas, con colmenas tan lujosas y originales que hasta yo me planteé que si fuera abeja no sabría cuál elegir.
  • Breil-Sur-Roya fue el siguiente pueblo donde nos bajamos (y a donde llegamos con 20 minutos de retraso, otro tren más que no llega a la hora ¡como no!). En este caso el lugar es conocido por estar construido a los márgenes de un río en donde se practica kayak, canoa y algo más. Lo cierto es que al verlo me dio peno no haberme llevado un bañador y una toalla porque ver a todo el mundo fresquito mientras tú te recueces en los pantalones y te planteas si ir en bolas aquí se considerará un delito... La peligrosidad del río no era demasiada, de hecho había tramos des descenso que si por culpa del peso la canoa bajaba un poco de más, chocabas contra las piedras del fondo y no podías continuar (tenías que bajarte y empujar la barca con el agua llegándote más abajo de la rodilla). Lo que es el pueblo en sí, a pesar de que nos lo habían recomendado mucho, no tenía demasiado. Eso sí, visitamos la iglesia de turno (visité más iglesias yendo con esta japonesa que en mis últimos 5 años en España) y con la lengua fuera llegamos corriendo nuevamente a la estación de tren (visita exprés al pueblo en poco menos de 1 hora).
  • El últim tren nos trajo directamente a casa y de camino a la bañera, porque después de tanto paseo por las montañas perdidas que tienen por auqí, lo único que me apetecía era una laaaaarga y relajada ducha, que se tuvo que convertir en rápida y acelerada, ya que a continuació había quedado para ir a ver una peli.

Hoy por la mañana cuando sonó el despertador en realidad pensé que era una equivocación. Pero no, la vuelta al mundo real estaba ahí y yo tenía que ponerme en pie y despejarme para dar lo máximo de mi a nivel académico. Molière me esperaba.

Y por el momento estas son todas las excursions que he hecho, aprendiendo una valiosa lección: cada uno disfruta de los viajes como quiere: para la japonesa es correr y hacer fotos, para la suiza dormir en cualquier lugar que tenga un espacio en horizontal de más de 50cm de largo, y para mi sería una combinación entre esos dos extremos. Pero bueno, de todos modos ha estado muy bien.

sábado, 20 de agosto de 2011

La ONU se va de investigación (parte 1)

Hoy la ONU se ha ido de investigación y ruta turística. Teniendo en cuenta que estamos en la recta final hay que aprovechar los días al máximo, así que mochila al hombro este fin de semana hemos decidido que tocaba inspeccionar el interior de la región.

Para empezar nos hemos juntado la alianza suizo-japo-española a las 9 de la mañana (debería de considerarse delito madrugar un fin de semana) y nos hemos ido a visitar un pueblecito que se llama Saint-Paul-de-Vence que está más o menos a una hora en bus. No sé si en algún momento (creo que no) os había hablando del sistema de buses. El caso es que como aquí la mayoría de la gente vive fuera de las ciudades, han creado un sistema de tarifa única, por lo que todos los buses (urbanos e interurbanos) valen siempre lo mismo: 1 euro. Eso significa que puedes recorrerte todo el departamento (lo equivalente a nuestras comunidades) por esa única cantidad. Yo tengo la costumbre de hacerme un abono de transporte mensual por lo que por una cantidad insignificante cojo todo el bus/tranvía que quiero. El destino de hoy se encontraba exactamente a 1 hora (perdido entre las montañas leeeeejos del mar -lo cual con el calor que hacía en la costa o he agradecido mil-).


El pueblo en cuestión se recorre aproximadamente en unas dos o tres horas (a ritmo muy lento y con tiempo para sacar fotos). Calle arriba, calle abajo, fotografía a esta piedra y a aquella otra. Lo característico de este pueblo (entre otras cosas) es que las manillas de las puertas son todas diferentes (es decir, son artesanales, como si se trataran de piezas únicas que te puedes encontrar en una feria medieval). Sí, y aunque son tan llamativos al final no les saqué ninguna foto (soy un desastre).

Una vez terminada la visita (incluso antes de la hora de comer, y eso que aquí se come a las 12 del mediodía) le dimos un toque cultural al día y nos fuimos a visitar la Fundación Maeght (aquí podéis ver una visita virtual). Se suponía que el sitio se encontraba a sólo 800 metros de la ciudad... Sí, 800 metros hasta que encuentras el primer cartel que te indica por dónde ir. Y de ahí hasta que llegas tienes que subir una cuesta del quince bajo el sol abrasador de las 12 del mediodía (vale que no son las 3 de la tarde pero...). La teoría de este concepto de medida de los 800 metros según la chica japonesa es que calcularon trazando una línea recta, pero la realidad es que para subir vas haciendo S.

Esta fundación es un museo de iniciativa privada en donde se recogen obras de arte (pintura y escultura) del siglo XX. Entre otros artistas que os puedan sonar están: Marc Chagall -a mi me sonaba sólo el nombre- Kandinsky -larga historia para explicar de qué me sonaba el nombre de este señor- , y en especial Miró (este ya nos va sonando más a todos, ¿no? --> la foto de la derecha por la que me podrían haber detenido es de una de sus esculturas). De todos modos, lo importante para visitar este tipo de sitios no es tanto conocer de arte, sino a) poner cara de interesante, b) leer los nombres de los cuadros (es curioso como al final a veces puedes llegar a encontrar alguna relación entre el título abstracto y lo que ellos llaman arte de millones) y c) dejarse llevar. Y digo esto último porque coincidimos con una exposición del escultor Eduardo Chillida (sí, de nombre también seguramente os suena) y lo que empezó siendo un amasijo de hierros en formas circulares (que parece ser era lo que más le gustaba a este hombre), al final se transformó en esculturas talladas en marmol que mirábamos incluso con cara sorprendida (y ahí nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado llevar, tanto que hasta nos quedamos a mirar un trozo de un vídeo en donde él mismo iba explicando su concepción del parte -y oye, ves después lo que había hecho y hasta en parte lo "entiendes").

¿Lo que más me llamó la atención?. Pues la biblioteca (que tenía un montón de libros de artes que podías ver mientras estabas allí al fresquito) y que en el museo ¡estaba permitido sacar fotos! Eso sí, previo pago de 5 euros que evidentemente nosotros no pagamos. Sin embargo, los españoles siempre tenemos que dar la nota cantante y sacar nuestro lado más picaresco (por algo inventamos el Lazarillo de Tormes), así que viendo que aparentemente no había ningún distintivo entre la gente que había pagado y la que no... con todo mi arte mientras estaba en el jardín decidí "robaros" unas cuantas imágenes para que podáis disfrutarlas.

Lo curioso fue como una hora más tarde se acercó a mi un amable señor del museo diciéndome que tenía que dejar mi mochila en la recepción pero que a la vuelta me la devolverían (hombre, sólo faltaba), mientras que el resto del mundo seguía teniendo la suya. Ahora mismo tengo la duda de si me la mandaron dejar porque realmente me vieron cara de delicuente y pensaron que en mi mochila podría meter alguna de las esculturas que medían un metro de alto y pesaban tropecientos kilos, o si se dieron cuenta de que yo estaba sacando fotos y creyeron que tenía la cámara en la mochila (lo que no sabían era que la cámara iba en mi bolsillo). Así que lejos de cabrearme agredecí el gesto del amable señor, porque me permitió pasearme por todo el museo sin tener que estar pendiente de que me robaran, y sobre todo lo más importante ¡la mochila pesaba un mundo!. El día menos pensado acabo en prisión por ir viviendo tanto al límite de las normas (uuuuh, que peligro tengo).

Y mientras la japonesa y yo visitábamos el museo, la chica suiza invertía el precio de la entrada durmiendo (literalmente) sobre un banco (y es que la noche anterior se había ido de juerga) a la sombra de un árbol. El arte es lo que tiene, cada uno lo disfruta como buenamente le parece.

Cuando terminamos decidimos irnos a comer. Para bajar entre que era cuesta abajo,que encontramos un atajo por medio de un "bosquecillo" y que llevábamos hambre, sí que los 800m fueron más factibles. Comida en un típico bar (típico por la decoración y por la comida poco elaborada -principalmente sándwiches-). Mi plato de carne picada con ensalada (que así a primeras suena bien) se convirtió realmente en un filete de carne de hamburguesa con lechuga (ni aceitunas ni nada, hojas de lechuga enteras). Pero da igual, llega un momento en el que no le haces ascos a nada...

Con el estómago lleno nos fuimos a coger el bus y de vuelta a la ciudad, en donde nada más abandonar el coche con su aire acondicionado, volvimos a la dura realidad: un calor que te mueres. Pero bueno, es el precio que hay que pagar (con gusto) por no vivir en medio de las montañas con Heidi y Marco.

Y mañana: ruta turística en tren por pueblos varios.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La Revolución Francesa

A ver, ¿quién de aquí se acuerda en qué consitió la Revolución Francesa?. Pues vale, yo no me encontraba tampoco entre los alumnos que más atención prestaban en la clase de historia cuando lo contaron, pero después de los acontecimientos de esta semana (que académicamente no ha tenido más que dos días a pesar de que estemos a miércoles) la cosa imagino que sucedió algo así.

Finales del S.XVIII. Un grupo de estudiantes internacionales se encuentra en una escuela de idiomas francesa. Cada semana ese grupo de estudiantes tienen un profesor distinto con diversas cualidades y personalidad variable: 1ªsemana: la hippie que siendo universitaria se obsesionó con el ajedrez - 2ª semana: la típica parisina amante de la lengua de Molière pero con los pies en la tierra - 3ª semana: institutriz de literatura que a la salida del instituto coge a los extranjeros... y con ella empezó la revolución.

Para que se comprenda bien la situación siempre es necesario prestar atención al contexto de la época. En este caso la "institutriz" en cuestión no tiene los pies sobre la tierra. Intuyo que es profesora de literatura en un instituto (tal como había dicho anteriormente) y que no se da cuenta de que a) estamos en agosto, b) venimos por el buen tiempo c) con la excusa de mejorar nuestro francés. No nos gusta la literatura, en tal caso, nos gusta leer algo que llame nuestra atención (mientras que su concepto de literatura se reduce a todo aquello que se escribió hasta el siglo XVII.

Día 1: Somos todos nuevos, arrancamos con una canción con la que hay que completar líneas enteras, a continuación leemos un texto sobre un programa de telerealidad en Francia (no lo comentamos), y la profesora lee (me alegro que sepa leer en su lengua materna) un texto sobre la amistad en el S.XVI (uuuh, super actual). A continuación nos deja leer un poema del S.XVII (todo el mundo sabe que leer poesía es mucho más fácil que la prosa, dónde va a parar). La profesora explica lo maravilloso y profundos que son estos textos (yo creo que está enamorada de esos autores). Nadie tiene nada que añadir. Salimos a la pausa 10 minutos antes de lo previsto porque estamos a punto de suicidarnos.

Pausa. 25 minutos más tarde volvemos y le comentamos a la profesora que
a) ni nos hemos presentado ni nos conocemos entre nosotros,
b) estamos aquí para mejorar nuestra expresión oral (que en la hora y media precedente se ha reducido a dos palabras contadas por alumno),
c) nos gustaría dar algo más de gramática,
d) y en el caso de ser literatura... que fuera algo más actual, ya que no conocemos ningún autor actual que nos guste ni música más reciente que Edith Piaf la cual se murió hace casi 50 años) .

La profesora intenta retomar la situación alegando que
1) pensaba que nos conocíamos,
2) nos deja hablar cuando queramos,
3) la gramática se da por sabida,
4) si quieres conocer autores actuales es cuestión de que busques en Fnac y la literatura es parte de la historia, los temas que se tratan son universales pero que no nos preocupemos que ahora nos va a dar un texto contemporáneo (y por contemporáneo ella entiende finales del XVII).

Hora y media más tarde salimos de allí desesperados y con unos deberes extra: el viernes nos toca hablar sobre algún tema relacionado con Francia que puede ser sobre: política o economía (ambos mis dominios), gastronomía (justo lo que a mi "se me da bien" y lo que más me gusta en el mundo) o arte (incluyendo pintura, música francesa o literatura --> eso, metiendo el dedo en la yaga). Pues la mujer va a apañada, porque por mi parte o hablo de la peli del Moulin Rouge o poco más conozco de aquí (porque envidiar, para que nos vamos a engañar sólo envidio que tengan sol). Decidiría ahogar mis penas en alcohol, pero los acontecimientos recientes me dicen que me han clavado 7 euros por una cerveza en un pub 3 días antes, prefieron no probar cosas más fuertes y tragarme el cabreo.

Día 2. Vale, igual la mujer ha cambiado y reflexionado, si no pediré un cambio de clase. A primera hora veo con sorpresa que "Kentucky" se ha cambiado de clase ya (tipo listo). La primera parte parece que va un poco mejor, ¡hasta me estoy animando!. Igual hemos sido muy duros con ella (la cual hoy se la nota con un poco de miedo, como si fuéramos huevos que no quiere romper). Pero a los 45 minutos todo vuelve a ser como el día anterior: vamos a ver que no conocemos la literatura francesa, que no te puedo decir a qué libro pertenece este texto porque no me he leído todos los libros desde el 1800 en adelante (bien, al menos hos hemos adelantado ya un siglo con respecto al día anterior).

Pausa - decido hablar con la responsable de planes académicos-. Cuando le digo el nombre de esta profesora, antes de que pueda explicar cuál es mi problema añade "Antes de que me digas nada, te diré que ya he encontrado la solución, mañana tendréis un nuevo profesor" Al parecer más gente había hablado ya del tema con ella.

Vuelta de la pausa: dos estudiantes más han desaparecido de la clase.

En fin, al final nuestra Revolución Francesa particular ha tenido un relativo éxito (a ver si mañana no nos arrepentimos) aunque ello haya supuesto tener 3 bajas por el camino (desde aquí deseo a los 3 estudiantes buena suerte en su futuro :) )






sábado, 13 de agosto de 2011

Arte en los pucheros y fogones.

Hoy me desperté pronto, me puse a mirar un par de cosas por internet (en especial un blog que escribe un Clown que va en bici por todo el mundo haciendo reir a la gente). Hace unos dos años vi un reportaje de este ¿chico? ¿señor? ¿hombre? ¿adulto? en la tele, y la verdad que me encantó. Ahora me he "reencontrado" con su página y de vez en cuando me paso por allí. Navengado y la deriva por los mares de internet, llegué hasta un vídeo suyo sobre cómo hacer una tortilla de patatas (os recomiendo ver el vídeo, es divertido). Lo que más me soprendió es que no freía las patatas, sino que en su lugar las cocía (sí, suena extraño).

Justamente el otro día en el mercado que hay debajo de mi casa compré 3 patatas (sí, 3, no soy mucho de cocina y con eso pensé que tendría más que suficiente para un mes aquí). Realmente no sabía que hacer con ellas pero ahí estaban por si acaso. Es verdad que la opción de la tortilla se me pasó alguna vez por la cabeza, pero sólo pensar en tener que freir patatas en tanto aceite me daba un p'allá (mucho aceite que luego tiras, el calor de ponerse a freir y sobre todo el peligro de quemarse --> tengo pánico al aceite caliente por si alguien no lo sabía). Así que la opción que el Biciclown ponía me encantaba (y sobre todo porque sería menos pringosa). Me puse de nuevo mi escafandra de buceo y me metí en internet en donde vi que lo de la tortilla con patatas cocidas no era taaan extraño. En un modo optimista decidí que hoy comería tortilla, eran las 11, una hora que me llevaría hacerla y para las 2 de la tarde estaría ya fría (a mi me gusta la tortilla fría, sí, rarezas de las mías). Y.. ¿qué necesitamos para hacer esta receta? Pues allá va.

Ingredientes (para una persona y media)
  • 3 patatas (dos grandes y una pequeña).
  • 2 huevos.
  • Sal
  • 1 poco de aceite
  • Medio vaso de agua.
  • Un chorrito de leche.
  • Aderezos varios que encontréis por la nevera (1 trozo de cebolla, medio tomate, un poco de maíz y restos de una lata de atún).
  • 1 sobre de sopa.
Instrumentos de cocina:
  • 1 microondas.
  • 1 recipiente para microondas con tapa.
  • 1 tabla de cortar.
  • 2 boles pequeños.
  • 2 sartenes (una grande y otra pequeña).
  • 1 plato
  • 1 tapa de sartén
  • 1 picadora.
  • nº indefinido de cuchillos, tenedores, cucharas de palo...
Preparación: Ante todo empezad con muchas ganas, porque os harán falta. Los pasos serían los siguientes.

  1. Pela las patatas, córtalas a tu gusto (en dados, láminas, tiras) y mételas en un recipiente para microondas. Añade un chorrito de aceite, sal, y medio vaso de agua. Ponlo en el microondas con la tapa por encima pero sin cerrarla, a máxima potencia durante 10 minutos. Sorprendentemente 10 minutos más tarde aquello huele como si hubieras hecho las patatas en la sartén, y tiene un color precioso.
  2. Mientras la patatas se hacen, coge un trozo de cebolla (en mi caso apareció en la puerta de la nevera sin que yo la hubiera comprado), pélala, y métela en la picadora (también está la opción de picarla a mano, pero a mi me quedan los trozos más grandes, me los encuentro después y aún encima acabo llorando). De igual modo, coge el tomate (el medio que te quedó de la cena anterior), pélalo y ponlo en trocitos pequeñitos.
  3. Sofríe (o "pocha") la cebolla en una sartén pequeña. Mmmmm ¡qué bien huele!. Añade la cebolla, junto con los aderezos varios (tomate, maíz, atún) a las patatas y revuelve. ¡Esto ya va cogiendo buena pinta!.
  4. Abre un huevo, échalo en un bol, y si está bueno pásao a un plato sopero. Repite la misma acción con el segundo huevo (esto se hace para evitar, como me suele pasar a mi, que el último huevo tenga una pinta sospechosa y tengas que tirar con todo). Bate todo con un tenedor y añade un chorrito de leche para que al final esté más esponjosa. (Y mientras tanto vete decidiendo si tú eres de los que come la tortilla fría o caliente, con o sin mayonesa o ketchup). Mezcla los huevos con las patatas.
  5. Y partir de aquí empieza la operación más delicada. Coge una sartén pequeña (porque para la cantida de patatas que tienes...) échale un chorrito de aceite, espera que se caliente un poco y añade la mezcla (mientras en mi cabeza ya iba disfrutando de lo bien que me estaba saliendo la tortilla). A fuego moderado (para no eternizarte ni que se te queme por abajo).
  6. Coge un plato llano y dale la vuelta a la tortilla (a ser posible encima del fregadero por lo que pueda pasar). Oh, ¡sopresa! la sartén está tan rayada que ha dejado de ser antiadherente, por lo que la mitad de la tortilla cae sobre el plato y la otra mitad se queda pegada en la sartén. Nooo pasa nada... Como había mucha cantidad de patatas se puede seguir con la operación aunque parte de ellas se hayan quedado por ahí pegadas.
  7. Coge otra sartén (a ser posible menos rayada --> como en mi caso no tenía muchas opciones pensé en coger una grande -como de tortilla para 10-). Echa de nuevo el aceite, espera que se caliente... y como es muy grande, intenta que la mezcla no sobrepase la mitad de la superficie -es que me gustan las tortillas gorditas, no finas como una filloa-. Muy bien, aquello va bien... Ha llegado la hora de darle la vuelta de nuevo. En este caso coge una tapa de sartén grande, dale la vuelta y... joer, está medio quemada.
  8. Manda a la tortilla a tomar por saco, tira con todo.
  9. Coge un cazo, hierve 250cl de agua y échale un sobre individual de sopa al instante. Esa será tu comida. Y si quieres postre, un yogur.
Y después de todo esto, friega la montaaaaña de cacharros que has producido, date cuenta de que si antes no te gustaba cocinar, ahora menos; y para el futuro busca un novio/a (según corresponda) que ame la cocina porque como los dos seáis igual de nulos, os auguro una nutrición bastante deficiente.

jueves, 11 de agosto de 2011

Dime de dónde vienes, y te diré cómo eres.

Creo que nunca os había hablado de mis compañeros de clase. La verdad es que es algo difícil ya que por lo generalmente van cambiando cada semana (gente que se va, gente nueva que llega, los que no quedamos y los que se cambian de clase). Generalmente los grupos son más o menos homogéneos (no solemos ser más de 8) y siempre hay uno o dos que despuntan por su edad (bien por encima, bien por debajo de la media). Las profesiones: normalmente estudiantes para ser profesores de idiomas en sus países o estudiantes de economía que quieren pasar un año en Paris. Y siempre (o casi siempre) tenemos al diplomático (dícese del que trabaja, o ha trabajado para la Unión Europea). Las nacionalidades suelen mezclarse bastante, pero lo curioso es que aunque la gente varíe de un año a otro, según la nacionalidad que tengan su caracter suele ser siempre el mismo. Es como si antes de salir de sus países, les pusieran el modo "salir al extranjero" y vinieran representando una imagen o un papel (y es así como se forman los clichés). Pues muy bien, en la actualidad los representantes que tenemos en Gran Hermano Europeo son los siguientes:

  • Italiano 1: ¿sabéis el típico "latin lover" italiano?. Vale, pues romped vuestra imagen de italiano idealizado porque ¡no existe! Es decir, todos los italianos con los que me he cruzado hasta el momento no se acercan ni de lejos al estereotipo que está en la cabeza de la mayoría. El especimen que tenemos ahora en clase es un ex-estudiante de economía (porque todo el mundo en su casa había estudiado economía) que ahora quiere entrar en el ejército. Y para que os hagáis una idea... tiene tanta gracia, tanta expresividad y es taaaan simpático, que hoy cuando le preguntaron en qué cuerpo exactamente de la armada quería entrar, yo me lo imaginaba en la Legión (de verdad, es la inexpresividad personificada y va tieso como un palo). En cuanto a las italianas: son ruidosas, exageradas y egocéntricas (primero son ellas, después son ellas, más tarde ellas y si pueden llamar un poco más la atención... seguirán siendo ellas). En cuanto a su facilidad para hablar idiomas: la misma que la nuestra (sólo que ellos parece que siguen hablando en italiano aún cuando lo hacen en un idioma extranjero).
  • Alemán 1: por lo general tienen una capacidad pasmosa para hablar incluso idiomas que tienen preposiciones (el alemán carece totalmente de ellas). Suelen saber estar en su sitio, son bastane coherentes y a la vez algo cuadriculados (todo tiene que tener una explicación y la explicación bien organizada en su cabeza). Son muy críticos con todos los aspectos políticos, económicos y sociales, tanto de su país como de los demás (vamos, que al pan lo llaman pan, y al vino vino).En este caso Made in Germany trabaja para la Unión Europea y a decidido traerse a toda la familia a estudiar francés (los hijos no están muy de acuerdo y boicotean un poco a su profesora). Conclusión: los niños sean de dónde sean, son iguales. Curiosidad: si bien ellos tienen un sistema económico bastante fuerte, envidian nuestro sistema de Seguridad Social y asistencia sanitaria (bravo por nuestros médicos y enfermeros, que debe ser lo único que tenemos envidiable en el resto de Europa).
  • Holandesa 1: ¿os las imaginais con el típico traje de holanda? Vale, pues nada de eso, aunque sí me he fijado que siempre viene con ropa con flores. En este caso también trabaja para la Unión Europea (no puedo precisar profesión). Tienen un carácter muy "alemán" aunque más políticamente correcto o disimulado.
  • Austríaco: Es nuevamente como un alemán (Alemania será una referencia en unos años) de un país más pequeñito. La diferencia con los austríacos es que suelen tener un mejor humor (mentalmente son más flexibles) y se pasan el día en la playa. Tienen (junto con los alemanes) la idea de que hay que trabajar lo máximo posible, ahorrar y retirarse cuando se es más o menos joven, porque trabajar hasta los 65 (lo cual ven una burrada --> imaginaros cuando se les dice que nosotros lo haremos hasta los 67) no es vivir la vida. ¿Adivináis para quién trabaja este austríaco? Pues no, no es para la Unión Europea directamente, pero es abogado y trabaja para el estado (concretamente en el ámbito médico).
  • Americano (residente en Luxemburgo): Concretamente from "Kentucky" escucharlo hablar es como ver a un cowboy en una película (pero de estas que se doblan manteniendo el acento). No lleva sombrero porque se ha europeízado un poco, pero te lo imaginas que en cualquier momento puede aparecer en un caballo a medio domesticar y pasearse por ahí con su botas de punta y las pistola colgando en la cadera. Su parte europea le permite ser ligeramente crítico con su país, pero aún así... su orgullo de ser americano (también denominado "ego") y su adoración por las hamburguesas se mantiene intacto. El tiempo (literalmente y según él) se reduce a "cuándo llegará la próxima hamburguesa". Tiene un humor muuuuuy particular, que a veces te hace dudar si lo que dice realmente lo piensa o simplemente juega a un papel de "asi somos en América" cada vez que habla de los estereotipos americanos. Y sí, este también trabaja en política, concretamente haciendo discursos para que los políticos los lean en público (desconocemos si es para su Estado, o una vez más, para la Unión Europea).
  • Suiza 1. Me encantan los suizos, porque una vez conocido uno en profundidad, más o menos los conoces a todos. Son la puntualidad personificada y como no, necesitan que todo se planifique (hemos tardado casi una semana en decidir qué película y qué día ir al cine, y lo de ir a la playa de imprevisto si eso implica coger un tren, no puede ser). De todos modos, son generalmente muuuuy amables, simpáticos (ríen las bromas, no las gastan), coherentes y educados. ¿Eso de que Suiza es neutra? ¡Completamente! Se pueden estar muriendo de frío dentro del agua que no te dicen que quieren salir por no molestarte. Si no fuera porque les falta el mar y porque en ese país hace un poco de frío, me mudaría a vivir allí sin problema (aunque eso suponga pagar por todo: por cada bolsa de basura que tiran les cobran 1 euro, si te pasas un minuto en el parking tienes una multa del quince, si aparcas mal una grúa aparecerá a tu lado, los impuestos ni te cuento...). Envidiable su sistema educativo (en cuestión esta chica es de las estudiantes futuras profesoras). Entre alemanes y suízos han invadido esto.
  • Inglesa 2 (sustituyó a inglesa 1). Lo más importante en esta vida es venir maquillado a clase (al menos con la raya del ojo pintada --> santa paciencia que tiene por la mañana). Su pensamiento en el fondo es "si hablo inglés, ¿por qué aprender otro idioma?". Cuando hablen contigo lo primero que dirán será algo en inglés, y si cuela que les contestes, ya para qué utilizar el idioma que están aprendiendo y que supuestamente saben hablar... El tiempo estimado para un inglés de pura cepa en nuestra clase es de 1 semana (generalmente suelen abandonar porque no les cabe en la cabeza que no les hagan una traducción simultánea al inglés cuando les explican la gramática --> no sé cómo sobrevivimos los demás). Suelen ser bastante correctos y poco expresivos; y por su acento los reconocerás (les pasa como a los italianos, es como si hablaran inglés así lo que digan sea chino). Hay una excepción a estos ingleses, y son aquellos que generalmente han pasado un tiempo en un país de habla no inglesa (curiosamente todos estos que he conocido que se saltaban ese estereotipo habían vivido en Asia con anterioriad: China, India, Tailandia...).
  • Portuguesa: no voy a comentar cómo es el espíritu de Portugal, porque más o menos es como vernos a nosotros pero hablando con una voz más nasalizada.
Y más o menos, con sus excepciones, esto es todo. Otras nacionalidades que hemos tenido representadas durante estos meses han sido Rusia, Bielorrusia, Noruega... y las que vendrán en la próximas semanas (estoy echando de menos alguien de la República Checa y Japón). Aunque como estamos en Francia, no podía faltar el cliché sobre Francia (y para eso nada mejor que este vídeo)

Y hasta aquí este pequeño tour por las nacionalidades del mundo. Si alguien cree que no he hecho más que mantener estereotipos, sí, puede ser, sobre España hay muchas cosas que decir también (muchas serían verdad, y otras habría que precisarlas, pero bueno), el caso es que "cuando el río suena...". Para todos aquellos que se hayan podido sentir ofendidos, mis disculpas, pero esto no es más que una opinión personal.

martes, 9 de agosto de 2011

Hotel

La soledad ha llegado a su fin. Es decir, que tras una semana de independencia absoluta en esta casa, por fin tengo compis!.

La última vez que anduve por estos lares tenía un salón, terraza, baño y aseo, y dos habitaciones sólo para mi. La gran ventaja de todo eso era que hacía lo que quería, cuando quería y cómo quería. ¿Que me apetecía fregar ahora los platos? Lo hacía. ¿Qué decidía dejarlos para mañana? Pues también, ¿Hoy no me apetece pasar la aspiradora? Pues da igual, todo es cuestión de aprender a convivir con el polvo que pasa por el medio del salón...

Pero tenía también sus desventajas: si te olvidabas las llaves en casa te veías llamando a cualquier amigo para pedir asilo político (ya tenía fichados un par de números) y por las noches a veces podía ser ligeramente aburrido no tener alguien con quien hablar.

El domingo estaba prevista la llegada de my new compi made in Suiza. Así que por la tarde a eso de las 6 me vine para casa para abrirle la puerta (llegó a las 8.30, pero bueno). En principio viniendo de Suiza se suponía que hablaría muy bien francés (después de la estudiante maja, eso si, del año pasado que no hablaba nada...). Pero nada, ya se sabe, que otro vendrán que bueno te harán. La estudiante en cuestión es nacida en Venezuela, habla perfectamente alemán, inglés y español, porque lo que es francés no... Así que ahora hablamos todo el tiempo en castellano (francamente, para eso me quedo en mi casa y no pago una pasta). Tras hacer de afitriona y acomañarla para coger el tranvía (y es que no llevaba ni 2 horas en el país y ya tenía una cita ¡eso es un record!), me volví para casa, medio mosca por el mes de spanish que me esperaba.

Afortunadamente esta semana no coincidimos en el horario de clase (yo vuelvo a disfrutar de las mañanas ocupadas, mientras que ella es la que ahora le toca pringar en el de las tardes). Como no coincidimos, poco tiempo tenemos para hablar durante el día. Eso sí, durante la noche cuando bajamos un momento a dar una vuelta (el "momento" se traduce en no menos de 3 horas a patas) ya nos ponemos al día.

De todos modos, seguíamos teniendo una habitación vacía (eso sí, muy bien decorada por alguien que se supone que vive aquí). Mientras esta tarde estaba intentando arreglar el ordenador (el cual estuvo en coma durante un par de horas, y lo contaré en otro momento) escuché unas voces en el piso de abajo. Y de repente apareció la 3ª inquilina durante 5 minutos. Ahora mismo ha vuelto a desaparecer. Las referencias que tengo de ella es que es un poco "fiera", pero bueno, ya veremos si es tan temible como dicen (si es que la vuelvo a ver, claro).

Y por el momento estos creo que somos todos. Sólo nos falta que aparezca por aquí un día la dueña del piso, y los amigos de la Suiza que vendrán a verla en masa (miedo me da esto). Pues nada, si alguien más se quiere apuntar mandadme un sms que ya os gestiono una de las habitaciones que haya por aquí, que al fin y al cabo esto parece un hotel :) Eso sí, nada de hacer facturas!

PD. En un momento en el que esté con menos sueño prometo contar las aventuras y desventuras de mis incidentes con los aparatos electrónicos, así como un especial sobre "las apariencias engañan"

sábado, 6 de agosto de 2011

Actividades extraescolares

Las vacaciones son para reencontrarse con uno mismo, o al menos para dejar aparcada la parte laboral un tiempo y dedicarse a esa cantidad de cosas que poco a poco has ido dejando de lado sin darte cuenta, cuando sacas 5 minuto y otros 5 minutos para acabar eso que crees "no puede esperar" (aunque sepas que sí).

Así que en un día como el de hoy, en el que tenía pinta de ponerse a llover desde primera hora de la mañana (aparición de hormigas voladoras, bochorno, unas gotas que cayeron a plomo mientras yo estaba en la playa, cielo encapotado...); decidí ponerme a buscar algunas actividades alternativas para mis tardes y mezclarme al mismo tiempo con la gente de aquí. Pensando, pensando en qué cosas me apetecía hacer, me acordé principalmente de dos:

  • Patinar. Aunque es algo que generalmente se supone que hago durante el resto del año, en los útlimos 6 meses he ido de "accidente" en "accidente" y viajes varios que me han impedido llevar el ritmo que se supone que tendría que haber llevado. Esta semana me di cuenta de que me daban un poco de envidia los skaters que había por la calle (vale, yo eso no lo sé hacer ni trato de aprender ahora), así que decidí buscar alternativas en pistas cerradas. Buscando en la página del Ayuntamiento (esas páginas que no tenemos por costumbre mirar pero que nos dan mucha información), encontré cerca de casa un pabellón de deportes con una piscina (la cual no necesito teniendo la playa), y una pista de patinaje (vale, es de hielo, pero para pasar un par de días el rato...). Así que allá me fui, a mirar en qué consistía la historia y demás... Para cuando llegué la recepción estaba abierta, pero las instalaciones están fuera de servicio por obras (pues vaya, menudo mes para ponerse con las obras...). En fin, decidí pasar al plan b.
  • Pintar. Sí, y es que hay gente que no lo sabe pero allá en mis "tiempos mozos" yo dibujaba y pintaba. Hará como 10 años que abandoné el tema de la pintura por completo, y lo de dibujo, lo he hecho alguna vez para quitarme el mono, pero nada más. Hará un par de semanas vi el estuche en el que tenía todo lo de dibujo y me entraron las ganas, pero no hice nada. Así que hoy decidí que este mes podía ser un buen momento para retomar esa actividad... Busqué en Sto.Google y encontré también por aquí cerca, un taller en donde daban clase de pintura y dibujo durante los meses de julio y agosto. Así que allá me fui, a hablar con el señor en cuestión. Afortunadamente a pesar de ser sábado y por la tarde estaba abierto... Desafortunadamente el señor me dijo que las clases de pintura se habían acabado justamente esta semana y hasta el mes de septiembre (vamos, que lo de talleres en julio sí, pero en agosto ¿sólo una semana? a eso le llamo publicidad engañosa). En fin, al menos pasé un rato entretenido mientras el señor me explicaba los diferentes tipos de arte y se ofrecía muy amablemente a ilustrame en el mundo de la pintura si seguía viniendo en los próximos años. Es una pena, porque esta semana que tuve las mañanas libres habría sido un buen entretenimiento. Mmmm, acabo de recordar que en una calle por aquí cercana había una tienda de manualidades... tendré que acercarme.
En fin, que al final tanto pensar a qué dedicar el tiempo, y todo lo que he ido planificando no ha sido posible. Ahora me planteaba ir al cine a ver una peli (algo así como "Nunca es demasiado tarde" de Tom Hanks) pero ya no la echan en los cines de aquí. Y es que el mes de agosto será muy bueno para algunas cosas, pero para otras, está todo bajo mínimos. Ahora para lo que me resta de mes tengo pensado (entre otra cosas que puedan surgir), ir un día a hacer senderismo por las montañas que están más hacia el interior (tranquilidad, son caminos ya preparados para ello), visitar un parque natural en el que han reintroducido lobos (creo que es como Cabárceno, pero aquí el aullido de los animales suena más afrancesado), ir al teatro (experiencia que el año pasado me gustó) y hacer una escapada a algún lado un fin de semana (no doy más detalles no vaya a ser que después me aparezcan allí los paparazzi para robarme un par de fotos).

Los planes para mañana se resumen en adecentar esto, principalmente orque tendremos invitados y habrá nuevo huésped en la casa (e imagino que sería conveniente dar una buena impresión, y que no se encontrara esto... como si fuera únicamente mi casa --> viva mi desorden). Se me acabó la independencia absoluta.

PD. Ah! Y a pesar de todas las señales que había, hoy al final no ha llovido, estas hormigas voladoras últimamente me están fallando la predicción del tiempo, voy a tener que llamar a fábrica y que me las cambien que han salido defectuosas.

viernes, 5 de agosto de 2011

Supervivencia

¿Alguna vez habíais tenido la impresión de que vivía en medio de un paraíso? Pues sí, os doy la razón, pero de esos paraísos perdidos que traen sus cosas buenas, pero también sus cosas malas (vamos, que aquí el tema de la supervivencia lo tienes presente casi cada día). No recuerdo haberos contado nunca antes (o tal vez sí, mi memoria es frágil, lo siento si me repito) todos los peligros a los que tenemos que enfrentarnos diariamente. Pero creo que después de X años contando aventuras simpáticas, ha llegado el momento de que también os cuente esa otra parte que por lo general oculto para que no os asutéis. (A partir de aquí recomendaría que si estáis de pie, os sentéis, porque el relato que vendrá a continuación será estremecedor).

Peligros en Vive la France:
  • Pasos de cebra: sí, ese elemento que para nosotros indica que los coches se paran y las personas pasan. Pues no, aquí los coches siguen, las personas intentan pasar y ellos cuando te ven cruzar no aceleran pero tampoco disminuyen el paso. Vamos, que las líneas blancas aquí son más decorativas que útiles.
  • Al abordaje: estos, que son así de tremendos tienen una costumbre (ya la había visto en Dijon) simpática pero que para los que no la conozcan te puede dar un susto. No sé si es que tienen miedo de ser invadidos por Asterix y Obélix, o si es que piensan que vendrán los Romanos y Julio César a recuperar lo que fue suyo (apunte de cultura: Niza perteneció a Italia hasta 1860). El caso es que tienen una sirena que suena (la prueban para asegurarse que funciona) el primer miércoles de cada mes. Así que si no te lo esperas, de repente escuchas durante unos 5 minutos (hacen descansos) un ruido como si alguien te avisara de que van a bombardear esto. El caso es que aquí todo el mundo se ha acostumbrado a estos ensayos generales y ni se inmutan. Lo que no sé es, si en caso de que sonara de verdad a) si se darían cuenta, y b) si sabrían lo que hay que hacer en caso de emergencia. Pero bueno, como tradición está bien.
  • Con cien cañones por banda... No sé si tienen uno o más cañones, pero a las 12 de la mañana lanzan un cañonazo (quiero pensar que lo hacen con un petardo) para indicar que son las 12 del mediodía. De verdad, no sé si es que estos han visto muchas películas, pero entre lo de la sirena que te recuerda a cualquier peli de estas de la 2ª Guerra Mundial, y los cañones al más puro estilo pirata... Os parecerá una chorrada, pero le he encontrado una utilidad a esto de lanzar la salve marinera. Normalmente si voy a la playa sobre las 12 es la hora en la que tengo que recoger para que me de tiempo a preparar la comida e ir a clase. Como ahora he descubierto lo cómodo de no llevar más que la toalla (para que no te roben nada) ahora ya puedo ir también sin móvil, porque ya con el cañonazo me entero. (Curiosidad, el 1er miércoles de cada mes coinciden a las 12 la sirena, el cañonazo y las campanas de lo que ellos llaman "catedral"; un espectáculo, vaya).
  • Medusas: porque sí, porque por si no fuera poco arriesgar tu vida cuando tratas de llegar al agua salteando el montón de piedras (literamente) que ellos tienen en lugar de arena; una vez que estás dentro tienes que estar con los ojos bien abiertos no vaya a ser que te encuentres una medusa. Afortunadamente este año no he visto ninguna, pero al parecer la ola de calor vendrá a partir de la próxima semana, y con el agua más caliente, más medusas.
  • Mosquitos: como en todo paraíso los mosquitos hacen acto de presencia. Y la putada es que con esto de la ley de evolución de las especies (vaya con Darwin) los mosquitos de ahora se han vuelto más listos. Esperan a que apagues la luz para irrumpir en tu habitación o hacerse notar. Y cuando estás más o menos durmiendo... zas, te atacan al brazo, la pierna o lo que sea. El año pasado no fui capaz de encontrar un AfterBite (para cuando te pique) de esos que traen amoniaco (no sé por qué aquí están en contra del amoniaco), así que me lo he traído en la maleta... JuasJuasJuas (esa risa debería de sonar a maléfica). Además como dicen que más vale prevenir que lamentar, esta noche cuando a las 3 de la mañana me desperté el mosquito de turno (creo que era la venganza por haber matado uno de su familia el día anterior) decidí enchufarle un insecticida de esos... Y parece que hizo su efecto porque el mosquito dejé de escucharlo aunque el cadáver no haya aparecido, y no tenía picaduras por todo el cuerpo.
  • Viviendo además en la selva amazónica que tengo por terraza, todo tipo de animales pueden aparecer por la noche en tu cama. Por el momento espero no econtrarme ninguna sorpresa convertida en caimán, serpiente o tarántula peluda. Lo que si he visto esta mañana encima de mi pantalón ha sido una abeja "morida" que imagino que venía de pasar un festín con las flores de la terrza. Creo que fue por el insecticida (afortunadamente, ufs) que la abeja asistió a su última cena. En fin, que ya sé que habrá gente que está en contra de que se maten este tipo de bichos, pero cuando corres el riesgo de que se meta uno en tu cama... que les den.
Pues ya véis, en esas estamos, haciendo un verdadero curso de supervivencia (sin haber nombrado el colapso del tranvía en horas puntas). Rercordadme que en futuros viajes meta por si acaso un rifle, no vaya a ser que cualquier día me encuentre por medio de la calle un león, que oye, nunca se sabe dónde puede aparecer el peligro..

martes, 2 de agosto de 2011

Unidad didáctica: el agua

El agua: el agua, también conocida como H2O es un elemento esencial para la vida. Nosotros somos un 75% agua (no he mirado nada por la Wikipedia, así que si hay errores, discúlpenme). Y entonces ¿qué pasa si no hay agua?. Hay dos catástrofes naturales que tienen que ver con el agua, una con la ausencia de (lo cual se denomina sequía) y otro por exceso (inundación). Sin agua no hay vida, así de claro, pero, ¿y qué pasa cuando hay demasiada agua?. Y ahí vamos al tema de hoy, mis aventuras y desventuras:

  • El tendal: La semana pasada me había ido de vacaciones. Cuando volví me encontré con que el plástico que cubre la ropa que estaba a secar se había soltado y acumulado una bañera de agua (sí, aquello era del tamaño de una piscina o más). Como ese día no llovía y no quería tirarle todo el agua a la pobre señora de abajo (que para un día que hacía sol y tenía el patio seco...) ideé varios planes para sacar el agua: 1) cogerla con una jarra --> plan que tuve que abortar porque no me llegaba el brazo desde la ventana. 2)chupar por una goma --> plan fallido porque no había gomas en mi casa, de eso que todo el mundo tiene, vamos.; 3)chupar el agua con una camiseta --> eso llevaba mucho tiempo, así que pasé al 4) chupar el agua con un buzo de esos azules de las obras --> invento fallido. Y por último 5) descolgar ligeramente el plástico hacia un lado con la intención de que el agua hiciera un canalón hacia la izquierda y verterla toda en una jarra... --> Resultado: todo se fue a tomar por saco y el agua se cayó al patio (maldita fuerza de la gravedad). Lo que vino a continuación fue ir a pedirle disculpas a la vecina. Ya veis, ella que todavía no me conocía después de tantos años, y menuda carta de presentación.
  • Plantas: sin agua está claro que no viven. Mi madre me pidió que le regara las plantas mientras ella no estaba. Y yo, que a veces soy muy obediente, me encomendé a semejante tarea. Casi se me olvida una, la pobrecita que estaba allí solita triste y abandonada. En el último momento la vi y le eché agua (y aún saliéndose las raíces por fuera del tiesto no la trasplanté porque no tenía maceta, que si no...). Pues resulta que maté a la planta ahogada, porque justo esa se riega sólo una vez a la semana y con sólo unas pocas gotas de agua. Glups. No me digáis por qué, pero en ese momento se me acordó Iñigo el de Decogarden y pensaba ¿por qué no habré seguido con más atención sus briconsejos de jardinería?.
  • Plantas 2: En la casa en la que vivo me pideron que por favor riegue las plantas cada 2 días (se ve que desconocen mis antecedentes). Al principio pensé que serían una o dos macetas y podría sobrevivir con esa tarea. Hay... inocente de mi. Aquí hay plantas para reforestar la mitad de los Alpes! Total, que entre que voy y vengo con la regadera a cuestas (¿por qué no tendrán una manguera en la terraza?) tardo unos 20 minutos en regar todo eso. En una de estas me encuentro con que una de las plantas tiene el plato completamente lleno de agua (en mi defensa he de decir que yo todavía no había sido, sino la gente que estuvo antes que yo que hacía lo mismo). En ese momento se pasó por mi mente la pobre planta asesinada días antes y lo del plástico. Y es que la maceta es tan grande que no puedes levantarla para tirar el agua. Así que volví a la táctica de sorber el agua: primero con unas servilletas superabsorventes (y de superabsoventes no tienen nada, que lo sepáis), a continuación con un paño (pensé que a menor cantidad que la del plástico), y tampoco. Así que recordé que hace un par de meses estando en el acuario en una parte de la exposición había una esponja de mar que absorvía una burrada de agua. Pues ahí me veis... buscando una esponja por todos lados hasta que di ¡con el estropajo!. Tras 10 minutos, un estropajo, un barreño para ir soltando el agua (y evitar que cayera en el parquet, ejem) conseguí liberar a la planta de taaaanta agua para que no se ahogue. Al final hasta iba rápido y todo. Creo que esto puede valer de penitencia por la otra que me cargué, y así quizás Íñigo Briconsejo me perdone :)
En fin, y en estos menesteres ando. Mis otras aventuras vinculadas con el agua, como por ejemplo cómo meterte en el mar sin morir resbalando en las piedras, cómo limpiar una bañera con productos tradicionales (una pista: bicarbonato, vinagre de alcohol --> que yo no sabía que existía), y la operación limpieza... eso si tal lo dejamos para otro día.

lunes, 1 de agosto de 2011

Instalation: 95% done

Pues bien, 1 de agosto y ya estamos en marcha oficialmente en esto de las vacaciones (¡aleluya!). Tras varias aproximaciones a esto de irse por ahí (mi fin de semana en familia), días de paseo al aire libre, visitas a mercadillos medievales y cenas de despedida... Estoy ya en el que será mi destino de vacaciones durante este mes. ¿Qué cómo estoy? Pues bien. ¿Qué qué tal ha ido el proceso? Pues relativamente bien, teniendo en cuenta todos los puntos débiles que podrían haber provocado que la cosa se torciera. Veamos un ejemplo:
  • Salida 31 de julio: Día proclive para huelgas de transportes, atascos, retrasos aéreos. Teniendo en cuenta que yo debía de coger 2 aviones la verdad que tenía algo de miedo en el cuerpo, para qué engañarnos. Finalmente, sólo con un margen de retraso de una media hora en el primer vuelo, y 50 minutos en el siguiente, puede decir que todo salió razonablemente bien. (El año pasado recuerdo que había sido bastante peor, no sé si este año ha influido el miedo que tenían los de Aena viendo que la que armaron de la otra vez no les valió de mucho).
  • Avión playmóbil: dícese del aeroplano que parece de plástico, tiene una altura de 1.80 (así a ojo), tan estrecho que en el pasillo tienes que ir de lado, y con sólo 4 asientos por fila (2 a cada lado) y muy pocas filas. Es incluso tan pequeño que para bajarte abren la puerta y te despliegan la escalera que trae incorporada (nada de colocar el pasillo ese que te une a la terminal). Lo cierto es que con el ruido que eso hace, parece que se va a ir al traste en cualquier momento (¿le pondrán un motor de los Mecano?). En fin, que lleguamos a salvo que es lo que cuenta y he de decir a favor de esta compañía que te regalan la bebida y un pequeño piscolabis (que a mi no me entraba porque entre el sueño y el acojone, se me achica el estómago).
  • Maleta: sí, mi paranoya de "no me la vayan a perder" me acompaña todos los años y esto de no verla entre avión y avión da un poco de cosa. Reconozco que este año por primera vez me traje ropa de repuesto en la mochila que llevo conmigo en cabina. Que oye, nunca se sabe qué puede pasar hasta este año siempre había vivido esta experiencia "al límite"). Afortunadamente no hizo falta recurrir al set de emergencia y para cuando llegué a la cinta de las maletas la mía ya estaba dando vueltas (no sé cómo hicieron para sacarla tan rápido).
  • Alojamiento: la casa (la misma del año pasado) no se ha movido del sitio. Cómo únicos pequeños contratiempos: el hecho de no ser capaz de abrir la puerta de la entrada (tiene un código el cual recordaba, pero en lugar de girar la manilla a la izquierda lo hacía hacia la derecha y claro, no abría - soy torpe, reconozcámoslo-), no ser capaz de llamar por teléfono a la dueña de la casa como había quedado con ella (nadie me explicó que había que poner un cero antes del número), y que mi habitación estaba ocupada (alguien se olvidó de decirme que la primera noche tenía que coger otra habitación).
  • Internet: piiiii error. Afortunadamente durante este año en el trabajo aprendí dónde se miraba el modelo de modem y la contraseña de manera legal (todo vale siempre para algo).

Y por lo demás, todo ha ido bien. Hoy completaré el proceso de instalación (ese 5% que me queda) cambiando las cosas de habitación, tramitar papeleo para la tarjeta de transporte (y es que una cosa es tener que subir 5 pisos a pata y otra patearte la ciudad bajo una ola de calor del quince), un poco de compras iniciales (vamos a rememorar el momento Carrefour) y comprobar si mañana tendré clase en el grupo de la mañana o pringaré en el de la tarde (aaaarg).

Os mantendré informados.