domingo, 15 de agosto de 2010

Por si echas de menos tu casa...

Cuando estás fuera a veces sientes cierta añoranza/morriña por tu ciudad. ¿Cómo luchar contra esa sensación? Pues buscando cosas que puedan hacerte sentir como en casa. En mi caso los elementos necesarios para ello serían: lluvia, lluvia, más lluvia, frío y viento. Y así es como esté donde esté, me sentiré como en casa.

El caso es que (y que nadie se ofenda) por el momento no tengo esa sensación de estar fuera de casa, de hecho puedo decir que estoy a gusto de vacaciones aunque sea lejos (como la gran mayoría de mortales, no estoy descubriendo nada nuevo). Sin embargo yo creo que el señor del tiempo se dijo... "mmm, puede que después de dos semanas empiecea echar de menos su tierra". Y muy amablemente el Sr. Del Tiempo me ha organizado en dos semanas varios días de lluvia, "¡yuju!".Hasta ahora había caído agua un par de días (tormenta de verano de esta de 10 minutos, y otro ya incluso había hecho frío).
El sábado habíamos decidido programar una "salida cultural": Monasterio (en el que casi nos dejan dentro, hasta que nos escucharon gritar "no, no, no, no" -ejem-) y al Museo Matisse (que para quien no lo conozca, es el autor del famoso cuadro que hay en todas las ediciones de Gran Hermano en el confesionario --> que conste que me di cuenta en la tienda de recuerdos, hasta ese momento Matisse era un desconocido para mi). Hasta ahí sólo caían unas gotillas dispersas, lo cual no importaba e incluso se agradecía (menos turistas, refrescaba el ambiente...). En esto decididimos irnos al Museo Arqueológico (todo está pegado, a medio minuto a pie) y cuando estábamos intentando visitar la parte exterior, con sus ruinas y demás... las gotas se transformaron en goterones, y el diluvio universal empezó. Ante ese panorama decidimos volver a casa. Una hora más tarde aquello seguía cayendo con la misma fuerza, empezó a entrarme el miedo de ver aparecer el arca de Noé en cualquier momento calle abajo, el paraguas compartido entre tres (en lugar de para- aguas) se había convertido en una especie de sombrero (es decir, un elemento decorativo encima de nuestras cabezas que no hacía nada). Una vez en casa mi chaqueta la retorcí encima de la bañera (y soltó bastante agua), los playeros a un armario con una especie de calefactor (es una incógnita para mi el por qué ese armario conserva tanta calor) y yo directamente a la ducha. Y pensar que cuando estaba haciendo la maleta en casa metí los playeros de casualidad "por si algún día extrañamente llovía".

Y ¿qué hacer un sábado cuando a las 5 de la tarde sigue lloviendo?. Pues nada, decidimos dedicar la tarde a la cocina checo-española. Un pastel made in República Checa más tarde (con la historia del azúcar, levadura y demás incluída) y unas albóndigas a lo spanish después (después del sandwich mixto creo que esta ha sido la receta más elaborada que he hecho nunca), yo me quedé sin hambre para el resto del día. ¿Será por eso que dicen lo de "huele que alimenta"?.

Y a lo bobo a lo bobo así se pasó el día. Salir a la calle durante ese día imposible, de hecho muchos restaurantes cerraron antes de tiempo ya que no había gente. Para que luego digan que no hay cambio climático, si este año ha llovido más en dos semanas que en los agostos de los años anteriores juntos. De todos modos, espero que a partir de ahora venga por fin el sol y nos dejemos de tonterías, ¡que yo no me he traido paraguas! Y me niego a comprarlo.

sábado, 14 de agosto de 2010

Asúúúcar, y otras cosas varias.

Francia es un país en el que con determinadas cosas, nos llevan la delantera años y años. Si en su momento fue el boom de las famosas pelis (bueno, x en el momento, para nosotros son las que hoy se pasan en cine de barrio los sábados por la tarde); por lo que algunos en la frontera se venían desde España al cine, hoy en día en lo que nos llevan la delantera es en los tipos de comidas que tienen, y las mariconadas varias que si las compras al natural te valen la 3ª parte que si las compras en un envase fashion que te mueres (es decir, que te mueres de lo que cuestan). El otro día paseando por Carrefour (ese gran amigo con el que en otros años tanto aprendimos), me di cuenta de esto. He aquí una selección de productos "normales" para nosotros, que aquí se venden la mar de sofisticados:

  • Salsa de tomate: la he encontrado a la boloñesa, a las hierbas provenzales, con cebolla, con ajo, tomate cocido natural en trocitos, ¡concentrado de tomate! (si, en bote pequeño como el suavizante y al que le tienes que echar agua), ¿pero tomate triturado crudo normal? Ese apareció dos supermercados más tarde.
  • Aceite: para cualquiera de nosotros existen tres aceites: girasol, oliva virgen, y oliva virgen extra. El de colza evidentemente lo tenemos más que tachado de nuestras listas. Pues aquí hay aceite de todo tipo, el de oliva a un precio superior que la gasolina. ¿El más raro? ¡Aceite de pepitas de uva! Los ojos como platos que se me quedaron. De todos modos ese aceite a mi como que no me ofrecía demasiada confianza (el símbolo me recordaba a una marca de gasolina). En fin, quien sabe, a lo mejor esto es el futuro, así que por si acaso a partir de fin de año ir guardando las pepitas de las 12 uvas de toda la familia, con la misma podemos revenderlas. Del atún en aceite de oliva ya ni hablar (está a precio de caviar).
  • Harina: solo a mi se me ocurre ir con una checa a comprar harina para hacer un pastel. De repente me aparece con cara de agobio por un pasillo, un diccionario en la mano y dos paquetes de harina. ¿Qué le habrá pasado me pregunto?. Cuando llego al pasillo me doy cuenta. A ver ¿cuantos tipos de harina conoceis?. Pues que sepais que aquí la hay normal (de trigo, de maiz, de garbanzos y otra que no recuerdo) en distintos tipos: sin levadura, y con levadura específica para hacer pasteles, pan, brioche y dos cosas más. Todo esto mediante la explicación de lo que es levadura. Finalmente me dice que la necesita normal (y al día siguiente la veo rebuscar por casa hasta que encuentra un sobre de levadura -que ella ha confundido con azucar de vainilla, explicación a continuación, pa matarla).
  • Azúcar: nosotros tenemos azucar blanco y de caña. Y como mucho, mucho el azúcar en terrones (el cual el mi casa sólo se utilizaba en las fiestas cuando venían los invitados). Pues bien, aquí la checa me dice que necesita azúcar cristal y azúcar a la vainilla. Rebuscamos... azucar especial para pastelería, azucar glasss, azúcar en polvo (el nuestro de toda la vida), edulcorantes (normales, con sabores y en distintos formatos de presentación -si es que ocupa más el apartado de los edulcorantes que el del azúcar normal-). Después de encontrar el edulcorante de vainilla, vainilla en rama, polvo con sabor a vainilla... Pienso que la checa está flipando o que en su casa son muy raros. Pero no, ahí está ¡azúcar a la vainilla!. Una vez más ¡la France nos sorprende!. Cogemos un paquete de azúcar cristal y otro de azucar de vainilla. Al día siguiente me dice que se ha confundido, que lo que necesitaba era vainilla y el sobre que recordaba de su casa era de levadura (pa matarla). Así que nos hemos juntado en casa con unos 3 kilos de azucar en diferentes modos de presentación. Lo más IN para esta temporada es el azúcar en terrones con formas de póker (corazones, rombos y tréboles). Los terrones cuadrados de toda la vida están OUT.

En cuanto a la fruta cortada en trocitos (a 3 euros los 100 gramos de melón), las aguas con colores y sabores a todo lo imaginable, y las comidas del mundo listas para microondas... de todo eso ya ni hablamos.

Yo mientras tanto, que tengo recuerdos entrañables de las veces que mi madre me llevaba de compras, seguiré comprando el melón en la frutería o en el mercado, los peladillos me gustan más naturales que echos puré y preparados para beber y el jamón... que me lo corten en la charcutería, que de paso practico vocabulario básico (números, córtamelo fino, grueso, para trocear...) y pago 80 céntimos, mientras que si lo cojo envasado sale a 1,30 ¡dos lonchas finas como papel!. Por cierto, algo soprendente (una vez más en Carrefour, como no: aquí ahora no hay señores en la frutería para pesarte lo que llevas: lo pones en una bolsa, lo llevas a la báscula, y ella sola en una pantalla te dice según el color varias opciones con fotos para que marques la que es. Increible ¿no?).

viernes, 13 de agosto de 2010

De ñapas

En esta vida hay cosas que no pueden faltar cuando estás de vacaciones: una vela, una botella de aceite, seda dental y una cuchara. En fin, son los objetos que McGiver o el mismísimo superviviente de la Cuatro se llevarían siempre consigo:

  • Una vela: por si alguien no lo sabe es un instrumento indispensable en mi vida diaria ya que tanto vale para alumbrar si se te va la luz, como para pegar pendientes, pulseras o lacrar una carta. Vamos, que cuando hagas la maleta, que no se te olvide meterla.
  • Seda dental: vale, he de reconocer que nunca la he utilizado para el fin con el que se creó este objeto (es decir, limpiar entre los dientes), pero es un magnífico recurso para improvisar un tendedero en la habitación, atar una caja en la que has metido cosas pequeñas varias, o echarle el lazo a alguien por la calle (cada cual que le de la utilidad que considere).
  • Botella de aceite: a ver, seamos realistas ¿si estás en medio del desierto te vas a comer la serpiente así toda cruda? Puaj! qué asco, ¡por lo menos alíñala y tuéstala un poquito!. Si la cocina no es lo tuyo (como es mi caso), también te puede servir para evitar que las bisagras de las puerta hagan un ruido que despiertente a todo el vecindario, arreglar la cerradura de tu casa, esa misma que se ha ido estropeando desde hace días y que ahora no hay forma de que te deje meter la llave dentro (por lo que todos los vecinos te mirar mal después de 10 minutos forzando la cerradura). Que conste que en un primer momento pensé en desmotar la cerradura... pero sabiamente al final se me ocurrió frotar la llave con aceite y meterla en la cerradura, y oye, ¡cerradura arreglada!. Es que era arreglarla o me veía llamando a la puerta un día a las 4 de la mañana, porque dormir en la escalera como que no.
  • Cuchara: además de comerte un yogur, hacer un tunel para escapar de la prisión (utilidadde este objeto que afortunadamente sólo he visto en las series), una cuchara es también el instrumento perfecto para arreglar la puerta de un mueble de la cocina que se cae porque se le ha aflojado un tornillo.
Pues sí, como podreis haber podido adivinar estos días me los he pasado de ñapas (que si cerraduras, puertas e incluso un mando a distancia para coger las pinzas de la ropa que se cae sobre un tejadito que tenemos abajo -un paraguas y un imán de la nevera pueden hacer milagros-). Dejo para próximos capítulos la historia de cómo arreglar una uña que te ha partido por la mitad (esta es para la versión chicas), remedios caseros contra las manchas resistentes (capítulo de interés unisex) o cómo arreglar el botón de la cisterna (sí, ¡aquí también está estropeado! pero no tengo silicona, y la cera me parece poco resistente). En fin, así vivo mientras tanto al estilo Manolo y Benito.

jueves, 12 de agosto de 2010

El albergue español

Antes de llegar a esta casa me dijeron: "te gustará este sitio, la casa es como un albergue español". Hasta este momento yo no sabía muy bien a qué se refería, aunque la idea sería más o menos la siguiente. Según la película (de nombre original francés El albergue español, pero traducida al español como Casa de Locos --> nosotros y las traducciones), la situación es la siguiente:
Personaje 1: procedente de República Checa, ha estudiado francés durante 6 meses (motivo por el cual habla una mezcla de francés-inglés y checo --> si, estoy aprendiendo checo).
Personaje 2: orignal de Suiza, se traslada a los 4 años a vivir a Alemania, hablando además perfectamente francés (junto con el alemán y el inglés, claro). Se trata de la novia del hijo de la dueña de la casa, que ha venido a trabajar aquí un mes para ganarse algo de dinero para el año.
Personaje 3: aquí quien escribe, made in Spain.

Además tenemos una directora de escena (uséase, la dueña de la casa a la que conocí ayer, cogió su ropa y se volvió a ir de viaje) y personajes secundarios que van apareciendo a lo largo de la película, pero muchas veces sin avisar (como por ejemplo la actriz secundaria 1: la original de España, se semiinstaló durante unos días en mi casa por problemas de logística --> véase post anterior) y que a veces te dan un susto a las 11 de la noche imagínate que te estás lavando los dientes en tu casa, y de repente ves por el espejo del baño la imagen de una niña que espera detrás tuya y que te mira atentamente. Sí, al más puro estilo de los otros. Un poco más tarde aparece un señor ¿será que a veces veo muertos?. Claro, es que a la que vive en la planta de arriba se le olvidó decirte que venían su padre y su hermana pequeña...

Además, a pesar de que aquí lo de la educación se lleva mucho, me he pasado casi 10 días sin saber cómo se llamaba la chica suizo-alemana (para sorpresa de algunos me lo dijo el primer día pero se me olvidó, y dos semanas después no tenía sentido preguntarle) así como su padre y su hermana (que nadie nos ha presentado).

Conclusión: si quieres decirles algo mejor que te aproximes e inicies la conversación del estilo de.. Mira... perdona...

Así que nada, aquí estoy en medio del Albergue Español, esperando saber cuál es la próxima visita que me espera... La próxima vez espero que me lo/la presenten y no encontrarme a nadie extraño en la cocina por la mañana cuando yo todavía voy con unos pelos incontrolables y un pijama poco fashion, jejejeje.

sábado, 7 de agosto de 2010

La "politesse" francesa

Como destino de vacaciones este sitio está bien: buen clima (este año ni siquiera noto ese calor sofocante, igual me he acostumbrado), gente con un caracter más o menos similar al nuestro (al menos más similar que en comparación con los del norte) y de paso puedes practicar cualquier idioma (el tranvía parece un encuentro de la ONU). De todos modos es cierto que en comparación con el año pasado esto está más vacío aunque imagino que para la próxima semana se verá más gente. De todos modos yo parezco seguir siendo fiel a este sitio, y debe de ser que ya hay quien lo ha asumido porque este año he recibido una visita (¡y sigo aceptando más!, por si alguien se quiere apuntar). El año pasado coincidí aquí con una chica de Madrid que este año se ha venido de vacaciones en busca de trabajo, a hacerme una visita y de paso recordar "viejos" tiempos.

En teoría esta chica está viviendo con una familia con la que compartió piso el año pasado, y digo en teoría porque en la práctica está más en mi casa que en la suya (durante el día o estamos fuera o duerme en mi casa por cuestiones de logística: el transporte para llegar a su casa se acaba pronto, el taxi vale una pasta, y para colmo de males en su casa no hay agua fría, sólo a temperatura de ebullición). Así que está en régimen de asilo político en la mía con derecho a baño, su propia habitación y mi ropa. Durante el día pateamos la ciudad en busca de platos típicos (flores de calabacín rellenas, verduras rellenas, crêpes rellenas,...) y no típicos de aquí (es que el Sushi Planet de francés tenía poco pero el sitio nos había hecho gracia).

Y probando la gastronomía francesa también tuvimos la oportunidad de probar la amabilidad (aquí llamada politesse) francesa. Sí, aquí a la gente se le da por hablarle a los desconocidos, y para eso tienen una estructura y unos pasos bien aprendidos que se repiten más o menos con alguna variación en todos los contextos (terraza de un restaurante, cafetería, bar de copas, metro...), hasta empiezo a plantearme que realmente aprendan todo esto en el colegio. La secuencia más o menos sería la siguiente.

Mientras hablas en tu lengua materna (en nuestro caso español, evidentemente) alguien se te pone al lado (toalla, asiento, mesa de al lado) "sin querer". Al cabo de 5 minutos empieza el proceso:
  • Perdonad, ¿no sois de Francia verdad?. Pues vaya, nos ha salido inteligente, sabe diferenciar su idioma de los otros.
  • No, no somos de aquí.
  • ¿España? (bien, inlcuso sabe diferenciar acentos). Si.
  • Ah, ¡España! ¿Madrid? ¿Barcelona? (y yo en estos momentos no es que no sienta orgullo de mi tierra, pero como ella dice que es de Madrid, yo ya no explico en principio nada, pues si no pasaríamos a la fase de explicar la geografía española, y una vez pase, más ya me aburre).
  • A partir de aquí se pasa por un momento de más o menos duración en el que se puede acabar terminando sobre economía francesa, las diferencias salariales entre España y Francia (si es que me voy a sacar un doctorado en lenguaje técnico), psicología lacaniana (esta fue de ayer por la noche), gramática y sintaxis francesa (aunque también hay quien se empeña en hablarte o en inglés o en plan indio: yo comer,¿ tú querer?), vocabulario en español (todo el mundo sabe alguna palabra y cuando te la dice tu tienes que responder "ah, oui, paella" como si te estuviera interesando), y finalmente la amabilidad en Francia. Sí, los franceses en contra de lo que el mundo piense son muy amables (te pueden perdón unas 20 veces por hora) pero del inicial "perdón" "usted" al "tú" "te podría invitar a una copa" hay un paso. Es una pena que el alcohol aquí sea tan malo (propongo a alcohólicos anónimos que hagan una terapia de choque aquí, todo el mundo dejaría de beber) aunque a lo mejor es por ese pésimo sabor que tienen aquí los cubatas que la gente a las 2 de la mañana se retira, no me extraña, serían incapaces de tragar algo más.
Y finalmente la gran pregunta ¿te puedo dar mi número de teléfono? Sí, aquí no te piden el tuyo (generalmente) sino que su teoría es: yo te doy el mío y tu después eliges lo que quieres hacer. con él (la "politesse"). Esto que al principio parece simpático al final te acaba tocando la moral. En ese momento tú puedes hacer tres cosas:
a) apuntarlo y utilizarlo en un futuro si lo necesitas, (por el interés te quiero Andrés).
b) apuntarlo a sabiendas de que no lo utilizarás nunca, pero quedas bien, y
c) "no, no quiero tu número de teléfono, gracias" (ese gracias es importante, que se note que nosotros somos también educados).

La reacción a las dos primera situaciones del que te da su número suele ser de satisfacción (una media sonrisa), a la tercera es la incredulidad ¡no me puedo creer que no quieras mi número! seguida de una explicación por mi parte: mira, podría decirte que te voy a llamar pero no es cierto, así que directamente prefiero decirte que no lo quiero. La cara del interlocutor sigue siendo un problema. Y yo me pregunto ¿somos los españoles los raros y solo nosotros rechazamos números de teléfono?.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Una de noticias frescas

Al final con tantas preocupaciones informáticas me olvidé de lo más importante (para algunos) de mis primeros días por aquí. El caso es que todo ha empezado aparentemente bien:

En cuanto al viaje lo cierto es que todo transcurrió con relativa normalidad. Después de dar un par de vueltas por la ciudad antes de llegar al aeropuerto, se cómplice de una infracción al volante y con mucho sueño (iba a decir que prometo que el año que viene haré la maleta antes, pero sabemos que no es cierto), salí con normalidad. Al llegar a Madrid como sólo "todavía" tenía una hora para comer, decidí que podía dar una vuelta por el aeropuerto en busca de un bar para comer y con televisión en el que retransmitieran la carrera. Pues bien, encontré un restaurante de comída rápida (no voy a decir si nombre que esos no me pagan) que cumplían con las dos primeras condiciones: comer y tele, si bien no con la 3ª (y es que lo que retransmitían no era de mi interés: el proceso de hacer una hamburguesa y los pastos hermosos que tienen para probar que su carne no viene de animales no tradicionales para uso alimentario). Y me dije yo ¿es que no hay una tele en todo el aeropuerto? Pues sí, las hay: en las salas VIP (lo había visto en la revista de Iberia: tele, comida, bar, sitio para descansar...). Así que di una segunda vuelta por la T4 en busca de la sala VIP pensando en qué diría al llegar. Y está claro, ser de lo más natural (y acompañarlo de cara de gato que quiere dar pena) es lo que da resultado "hola... mire... ¿me podría decir cómo va Fernando Alonso?" Así que el buen hombre que me debió de ver cara de lástima me dijo: lo siento, no lo sé porque acabo de llegar y todavía no me he cambiado, pero pasa y ves la carrera un rato. Si es que todavía hay gente maja en este mundo.

¡SI! Entrar en una sala VIP no es tan complicado! (eso sí, todo el lujo que os podais imaginar, brilla por su ausencia, aquello era como estar en la sala de espera de un médico privado, sólo que con tele y una chica que te lleva café).

Con un ojo puesto en la pantalla y el otro en el reloj, decidí que debía irme a comer algo (todavía estaba sin comer) y a buscar mi puerta de embarque. Finalmente después de comer a matacaballo y correr hacia la puerta... oh, sorpresa, iba a tener un retraso de 3 horas por culpa de la reorganización del espacio aéreo -también conocido como "cuando los controladores aéreos te dan por saco".

Una vez que llegué a mi destino decidí que este año voy a economizar en gastos (si es que esto de tanta crisis está cambiando mentalidades) y en lugar de coger un taxí desde el aeropuerto al centro, decidí que podría arriesgar y coger un bus (vale, no es mucho riesgo, conocí la ruta de la línea hace tres años y sabía dónde me iba a dejar. 6 mensajes más tarde para decir a la hora que llegaría y 5 plantas sin ascensor, estaba en casa deshaciendo la maleta y diciendo nuevamente "el año que viene traeré una maleta más pequeña" Lo cual también sabemos que es mentira, pero bueno.

La casa en esta ocasión está muy bien: en la parte antigua de la ciudad (siempre que pasaba por aquí decía que me encantaría vivir aquí), en el centro de todo, al lado de la playa (y cuando digo al lado, significa que sólo tengo que cruzar la calle y que con bajar una toalla es suficiente), pegados a un mercadillo (¡con lo que me gustan!) y en un duplex antiguo reformado (creo que me quedaré aquí a vivir). Y sobre todo: no hay animales que ensucien las cosas, no se me pegan los pies al suelo ¡y la gente con la que vivo es normal! Como nacionalidades en el mismo piso tenemos a la Spain (representada por mi), República Checa (con chica a punto de finalizar medicina pero que habla tanto francés como yo italiano) y una Suiza afincada en Alemania que habla no sé cuántos idiomas. Lo bueno de esta mezca (sobre todo con la Checa) es que como no entiende nada me está sirviendo para
a) aprender a hablar despacio (ejercicio que todos los años me mandan hacer, se ve que pronuncio mal -y que conste que lo hago conscientemente: total, si voy despacio soy incapaz de articular determinados sonidos, así creen que es por la velocidad) y
b) aprender a tener paciencia y explicar las cosas de 6 maneras diferentes (y es que he tenido que llegar a preguntar a qué hora se iba a levantar para poder compartir el baño). Últimamente parece que va mejorando (ya sólo tengo que acompañar la pregunta de señalar hacia mi reloj imaginario).

En cuanto a las clases también todo va bien. Se ve que voy avanzando y este año estoy en un nivel más alto (como medio punto más). Ahora ya no se trata tanto de hablar, sino de aprender todas las excepciones que confirman las reglas (que estoy a punto de proponer a la Real Academia de la Lengua que suprima las reglas, si al final sólo se utilizan en dos ocasiones contadas). En principio el tema es complicado... pero espero que con el paso de los días todo se vaya aposentando (pero si hoy alguien me vuelve a decir algo más del subjuntivo, que sepa que su vida correrá peligro).

Y pues en este estado de felicidad (sobre todo porque ahora tengo internet) simplemente espero que todo siga saliendo bien...

martes, 3 de agosto de 2010

Presentimientos

Finalmente mis temores relacionados con Internet se hicieron realidad. Después de dos años con más o menos fortuna (siempre ha habido algún amable vecino que compartía su conexión, o la propia casa la tenía), en esta ocasión estoy sin conexión al mundo. ¿Será por eso que dicen que a la tercera va la vencida? Se ve que en este caso es para mal. De todos modos tengo el presentimiento de que esto es algo transitorio, y en cuanto aparezca la dueña del piso tengo el convencimiento de que nos dejará la clavija de su ordenador (estará fuera una semana, y aunque me parecía una opción desconectar ayer la clavija, creo que es de buena educación pedir permiso antes).

Mientras tanto he encontrado otra alternativa aunque todavía en fase de experimentación: escribo lo que quiera en mi ordenador, lo copio en un pen (todavía por adquirir en Fnac) y me lo llevo escrito para la escuela de lenguas en donde puedo utilizar los ordenadores de la escuela. Sí, imagino que alguien se preguntará que por qué no escribo directamente allí y la respuesta es sencilla: la disposición de las teclas en España (QWERTY –mirar la primera línea de letras de la izquierda) es diferente a la de Francia (AZERTY). Si a eso le añadimos que aquí cada cual le pone la configuración de su país para poder escribir mecanografiando y siendo más rápido, pues nos encontramos con que cada vez que tu buscas una letra en el teclado (lo cual ya tardas un rato), después al pulsar la “s” te aparece una “r” en la pantalla, y así no hay quien escriba.

No tengo muy claro que esta opción vaya a resultar rápida (el año pasado tuve una experiencia aproximada y resultaba ser un coñazo), pero bueno, todo será probar cosas.

Me propusieron si no, llevar el ordenador portátil a la escuela porque hay wifi para los alumnos. Algún día pensaba hacerlo, pero mi ordenador pesa demasiado para andar llevándolo y trayéndolo (le llaman portátil porque no lleva la torre colgando, pero es del año de la patata y aunque va rápido pesa mucho, por lo que yo lo considero simplemente ordenador de sobremesa: es decir, lo dejas sobre la mesa y te olvidas de moverlo).

Así que en plena era informática yo he decidido que no hay como volver a lo tradicional (no, si al final después de esta experiencia acabaré de retiro espiritual), saco de bolígrafo y papel, y me pondré a escribir cartas, que bueno, tiene su encanto. No sé si comprarme una paloma mensajera para que los envíos me salgan más baratos, a lo mejor la amortizo. Y aún encima quien la recibiera me podría mandar mensaje de contestación por paloma. A ver ¿quién de aquí tiene palomar? Es que si vais a recibir al bicho por lo menos que tenga un lugar fresquito en el que descansar.

Mientras apaño la solución a Internet y decido qué marca de paloma comprar ¿quizás Alastar? ¿Palofone?, vamos a intentar esta opción intermedia. Como los comentarios no los leeré en breves, cualquier cosa importante me encontrareis en el móvil (hasta que decida morirse a causa de un golpe de calor, cosa que ya le ha pasado aquí a alguien).


Noticia de última hora: parece ser que por un momento he tenido internet en casa, no sé qué sucederá en cuanto apague por el ordenador, pero al menos, ¡algo es/fue algo! ¿Será que por una vez mis presentimientos positivos tuvieron efecto? Madre mía, ¡estoy mejorando mis superpoderes!