Qué bonito es viajar... y qué bonito es hacerlo uno solo (separatista, me llamarán algunos). No obstante, hay veces que no podemos escapar a las obligaciones familiares y en las que es nuestro deber como hij@s, niet@s, sobrin@s ir en plan happy-family. Y el problema no es que tengamos que ir todos juntos, sino tener que hacerlo en un mínimo espacio. El año pasado ya me quejaba de algo parecido, pero este año las variables contextuales han cambiado (poco, pero han cambiado). Así que una vez más, armándome de paciencia me enfrenté a tan encomiable hazaña: viajar con la familia
Nos ponemos en situación: un coche pequeño (coche pequeño típico del pueblo español -después del 600), en el que hay que mover a 3 pasajeros + 1 conductor. Las características de las personas son las siguientes:
Nos ponemos en situación: un coche pequeño (coche pequeño típico del pueblo español -después del 600), en el que hay que mover a 3 pasajeros + 1 conductor. Las características de las personas son las siguientes:
- Persona 1: entrando en cierta en edad, con carnet, pánico a conducir (ilógico, lo sé) y tendencia al mareo excepto cuando va delante. Su sentido de la orientación es nulo (eso sí, tiene el don de la oportunidad de decir es por aquí --> pero siempre es en el sentido contrario, con los consiguientes sustos que te da). Le suele doler todo: espalda, cadera, la música alta, el aire acondicionado (y no, no se trata de uno de mis abuelos).
- Persona 2: joven, sin carnet, tendencia a la somnolencia. Su sentido de la orientación no sé cómo es, como siempre va viajando con Morfeo...
- Persona 3: entrando en cierta edad, sin carnet, buen sentido de la orientación aunque con cierta mala uva, su frase favorita es "vosotros sabréis por donde es que ya fuisteis más veces". Cierto grado de pérdida auditiva, le gusta la música (cuanto más alta mejor, por aquello de que no oye).
- Persona 4: joven, con carnet, sentido de la orientación dudoso tirando a malo. Sobreviviente en convivencias familiares.
Muy bien, descritos las cuatro personas que pueden optar a una plaza de pasajero/conductor, es la hora de adjudicar roles: piloto, copiloto, y los dos que irán sentados atrás. Si analizamos los datos... aparentemente es fácil:
- Personaje 4= piloto ("poder" adjudicado por el Ministerio del Interio y el carnet expedido por Tráfico).
- Personaje 1= copiloto (porque como lo mandemos atrás nos va a poner el coche bonito).
- Personajes 2 y 3= les toca ir atrás...
Ahora analicemos las consecuencias de esta decisión:
Resultado: van las cuatro personas en un espacio reducido de unos 3m cuadrados, el piloto, joven y con lamentable sentido de la orientación, tiene que ingeniárselas él solo para adivinar por dónde ir (este año además por obras, hay tramos diferentes). A su lado lleva un copiloto que en situaciones de estrés y ansiedad (como la provocada por ir en coche) tiende a no ser capaz de leer los carteles, confundir la derecha con la izquierda, y decirte que te has equivocado de dirección cuando tú tiras desde Madrid para Barcelona... pero él se empeña en que vuelvas a Madrid (susto inicial, sueltas un taco y el copiloto te dice que él no quiere ir ahí --> claro, pero si no nos pringas todo). Si preguntas al pasajero 3 el camino... te dice su frase esa mítica de "vosotros sabréis..."
Por otro lado, a las 4 personas les gusta la música (vamos a omitir lo de los diferentes estilos musicales). Como el coche es cutrecillo, no tiene unos superaltavoces repartidos por lo que cuando los de delante lo escuchan, el de atrás (ligeramente sordo), no oye nada y pide subir el volumen. Cuando subes el volumen, el copiloto dice que está muy alto y que le provoca dolor de cabeza. Mientras tanto, todos gritan en el coche porque entre el sonido, el ruido propio del coche (si es que no es de los más nuevos) y el que está sordo... hay que levantar la voz. Entre que gritas y el aire acondicionado, dos horas después llegas a tu casa afónico perdido. Algunos se pensarán que por qué no apagamos la música, pues bien, porque 2 horas en silencio se te hacen eternars, y 2 teniendo que hablar a gritos (repito, el de atrás no oye) también es perjudicial.
Así que esto es como el acertijo famoso del pastor que tenía que transportar coles, conejos y lobos atravesando un río en una barca. Tu intentas que no se coman unos a otros... pero está claro que llegar a la solución no es fácil y que te lleva un tiempo encontrarla. Por el momento esta es la solución menos mala que he encontrado para que todos nos movamos juntos (eso hasta que me canse y diga que la próxima vez nos vamos todos en tren).