jueves, 14 de agosto de 2008

Pepe Viyuela

Desde luego hay una cosa que parecerá una estupidez (como tantas otras de las que escribo), pero si hay algo que me llama la atención cuando salgo de España es que en los demás países existen las Lavanderías. Sí, imagino que en España en las grandes ciudades también las habrá, pero yo nunca las he visto.

Estamos acostumbrados (al menos yo), a ver este tipo de servicios en las películas, a donde va la gente con sus sacos de ropa sucia. Siempre me pregunté el motivo por el cual la gente no se compra una lavadora cuando para nosotros es lo más habitual tenerla en casa. Puede ser que en el resto de la Unión Europea los jóvenes se independicen antes (y ya tienen bastante con sobrevivir con los gastos diarios como para tener que comprarse la lavadora), a lo mejor en el resto del mundo la gente se cambia más a menudo de casa y así se evitan transportarla... (pero bueno, si estás de alquiler igual que tienes un frigorífico podrías tener la lavadora...). No lo sé. Preguntando a un "autóctono" (es decir, un francés), me dijo (no sé si medio en broma, medio en serio) que era uno de los modos en que los solteros se podían conocer. Y hombre, si lo piensas bien podría tener su lógica... ya que Francia hay una panadería - farmacia - heladería cada 5 metros, no les queda espacio para montar un bar o cafetería... Así que colocan una lavandería por barrio. Así, yo te presto un poco de jabón, tu me dejas el suavizante, compartimos una secadora... el amor huele a limpio.

Después de dos semanas aquí decidí que había llegado el momento de adentrarme todavía más en la cultura francesa (bueno, y que esto de necesitar el doble de ropa clase-playa-noche cada día hace que las existencias de mi armario comenzaran a estar bajo mínimos). Encontré una bolsa par meter la ropa (sí, porque lo tienen todo tan bien montado que hasta existen sacos específicos para ello), cogí suelto para la máquina prepago y me lancé a la aventura. En principio iba a ir al lado de mi casa (los mal pensados dirán que para ligar con personas que sean de mi barrio - la realidad les diría que es que yo paso de recorrerme la ciudad con una bolsa de ropa que huele a calcetines). Pero oh sorpresa, cuando llegué allí estaba cerrado. Así que tenía la opción de volver a mi casa (opción no contemplada porque me negaba a volver cargando con la ropa con lo que pasa como para tener que bajar mañana otra vez), por lo que seguí hasta el barrio de al lado. Por el camino iba pensando en que hubiera sido mejor comprarse un carrito de la compra, pero bueno, ya no había solución.

Una vez llegué a mi destino me di cuenta que es una lavandería es un verdadero punto de encuentro dondem puedes conocer a la pareja de tu vida... siempre y cuando tengas más de 60 años (no es mi caso). A lo mejor es que ese barrio tiene una media de edad superior a los otros, pero es lo que había. (La próxima vez iré al barrio Channel). El caso es que si cuando llegué estaba medio vacío, cuando me iba casi había cola.

Después de una hora y media (entre lavadoras-secadoras), la buena acción del día (ayudar a una señora a doblar las sábanas) y evitar que se me colaran en la secadora que me habían dicho que funcionaba mejor (sí, la señora en cuestión me había avisado); me volví para casa (y si la ropa seca pesaba, a medio secar ni te cuento).

Pero mi momento "colada" no había hecho más que empezar, de hecho es algo que me persigue desde hace días, justo desde el momento en el que se me ocurrió comprar las pinzas de la ropa que ya comenté. Como en mi tendedero no cabía toda, tuve que recurrir a un supuesto tendedero extensible que había visto por casa. Pero aquí nada es lo que parece (es decir, todo se complica siempre), así que intentando armarlo me vi sin querer protagonizando una escena al más puro estilo Pepe Viyuela (dejarlo cargar primero entero para que lo podais ver bien...). Le di vueltas a ese montón de hierros, que si para arriba y para abajo... Cuando lo tenía medio montado en la cocina (o al menos se sostenía, no digo que de la forma correcta), decidí que lo mejor era cambiarlo de habitación a donde le pudiera dar más el aire. En principio el artefacto ese se me resistía, pero cuando consegui reducirlo (sí, cuando logré cerrarlo), pude cambiarlo y empezar de nuevo en mi habitación. Realmente creo que lo tengo al revés, pero si no lo muevo mucho espero que aguante montado.

Ahora solo me queda esperar a que esto se seque y mañana plancha (espero no protagonizar otra escena como la de hoy, y si lo hago, que mi compañera de piso no lo presencie con una cámara en la mano).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Así q ligando con los de 60 eh? No te da verguenza...jajaja degenerada!
Recuérdame que en alguna de las visitas a santiago te enseñe alguna lavandería....es q como vives en una ciudad pija...todos tienen lavadoras en casa...a ver si esa es la razon por la que se liga poco!!!!
Voy a poner una lavandería..jaja con derecjo de admisón, solo para solteros menores de 45 jaja

Rony dijo...

¡¿Qué dice?! ¿Santiago tiene lavanderías? Bueno, claro, es que Santiago es la capi, tiene que tener de todo. Ya ves, la gente los sábados en los pubs cuando realmente si fueramos a la lavandería sería mejor para nuestro bolsillo, mejor para nuestro hígado y aún encima conoceríamos gente. Puedes hablar con el alcalde y proponerle que como alternativa al botellón se pueden organizar unas jornadas los sábados por la noche para hacer la colada.

Aestribor dijo...

Me quedo con una frase: "el amor huele a limpio". Lo que me he podido reír, jaja.

Dicho sea de paso, el tema de las lavanderías en estos años que llevo viajando sin parar, también me ha supuesto un misterio... Nunca me había planteado que pudiera ser ventajoso para ligar. Eso sí, en Inglaterra, con esos precios que tenían, en 4 meses me podría haber comprado una lavadora directamente y en otra temporadita más me habría llegado para la secadora (eso sin contar las veces que se tragaba las monedas).

Otro dato gracioso es que en una lavandería de Moscú tenían lavadora, centrifugadora y secadora aparte. ¡Ah!Y la lavadora a veces no tomaba bien el agua y había que echársela con un cubo (me vino bien para aprender vocabulario jaja).

En Atenas yo tenía una "lavadora" que no centrifugaba, la centrifugadora eran mis manos ahí exprimiendo los calcetines y los vaqueros en la bañera. Luego había que tenderlo todo y la vecina loca de abajo se quejaba de que le caía agua en su balcón.

Respecto a lo de Pepe Viyuela, podrías grabarte y colgarlo aquí en blog, sería muy ilustrativo jejeje ;-)

Anónimo dijo...

Doy mi voto para que te grbes y lo cuelgues..jaja ese video no tendría precio!!!!

Aestribor dijo...

¡¡Que lo cuelgue ra ra ra!!